Alrededor de un altar, con las fotografías caricaturizadas de los 43 normalistas desaparecidos, distintos grupos religiosos del país realizaron una simbólica vigilia de oración y ayuno por igual número de horas para expresar su clamor de justicia y verdad por el caso.
En la cita no importó religión, raza o condición social, todos fueron bienvenidos a la concentración de tres días, que inició la tarde del pasado martes y concluyó ayer jueves en el Zócalo capitalino.
Rezos del rosario católico, oraciones ortodoxas y ceremonias de indígenas se turnaron a lo largo de estas 43 horas en las que se manifestó una condena unánime a la violencia ejercida por policías y delincuentes contra los estudiantes de la escuela de formación de docentes de Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre en Iguala.
"Es una manifestación de fe en la que nos hemos unido no solamente la religión católica sino todas las religiones para expresar, de algún modo, el gran deseo que tenemos de paz, de justicia", afirmó la religiosa Margarita Melchor Díaz, de las Misioneras del Corazón Eucarístico de Jesucristo Rey.
En este evento además de oraciones, cánticos y ayunos temporales también se realizaron lecturas de la biografía de cada uno de los estudiantes, quienes en su mayoría son habitantes de poblados marginados y comunidades indígenas del Estado de Guerrero.
"Porque la voz de los estudiantes clama desde donde están para que la sociedad haga justicia", señala uno de los mensajes ubicado en la ofrenda, en la que también se puso comida y velas frente a cada una de las fotografías, como tradicionalmente se hace en México en los altares instalados en Día de Muertos.
"Es un altar y en la ceremonia también tuvimos la participación de los pueblos maya y nahua, espiritualidades que también son muy ricas y que tienen mucho simbolismo", contó sobre la jornada Noé Amezcua, integrante del Centro de Estudios Ecuménicos (CEE).
En la vigilia también se recogieron alimentos para los padres de los jóvenes, quienes se encuentran concentrados de manera temporal en la escuela de Ayotzinapa a la espera del regreso de sus hijos.
Participantes de la jornada como Francisca García, del grupo Misioneras Guadalupanas de Cristo Rey, afirmaron que en sus oraciones le pidieron a Dios que vea y escuche el clamor no sólo de los familiares de los estudiantes, sino de todo México.
"Yo quise escribir la solidaridad y la sensibilidad que sentimos con los familiares de los jóvenes normalistas (estudiantes de magisterio) y puse un texto bíblico del éxodo que me hace recordar que Dios vio, oyó y bajó a liberar a su pueblo de Israel cuando vivió situaciones difíciles", indicó García tras plasmar su mensaje en los carteles.
"Ayotzinapa es un caso específico pero que nos revela la magnitud del problema del país dado que hay muchos desaparecidos, miles de muertos, algunos salen en las noticias, pero muchos otros no", afirmó Juana Angeles Zárate, de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM). (OEM-EFE).
En la cita no importó religión, raza o condición social, todos fueron bienvenidos a la concentración de tres días, que inició la tarde del pasado martes y concluyó ayer jueves en el Zócalo capitalino.
Rezos del rosario católico, oraciones ortodoxas y ceremonias de indígenas se turnaron a lo largo de estas 43 horas en las que se manifestó una condena unánime a la violencia ejercida por policías y delincuentes contra los estudiantes de la escuela de formación de docentes de Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre en Iguala.
"Es una manifestación de fe en la que nos hemos unido no solamente la religión católica sino todas las religiones para expresar, de algún modo, el gran deseo que tenemos de paz, de justicia", afirmó la religiosa Margarita Melchor Díaz, de las Misioneras del Corazón Eucarístico de Jesucristo Rey.
En este evento además de oraciones, cánticos y ayunos temporales también se realizaron lecturas de la biografía de cada uno de los estudiantes, quienes en su mayoría son habitantes de poblados marginados y comunidades indígenas del Estado de Guerrero.
"Porque la voz de los estudiantes clama desde donde están para que la sociedad haga justicia", señala uno de los mensajes ubicado en la ofrenda, en la que también se puso comida y velas frente a cada una de las fotografías, como tradicionalmente se hace en México en los altares instalados en Día de Muertos.
"Es un altar y en la ceremonia también tuvimos la participación de los pueblos maya y nahua, espiritualidades que también son muy ricas y que tienen mucho simbolismo", contó sobre la jornada Noé Amezcua, integrante del Centro de Estudios Ecuménicos (CEE).
En la vigilia también se recogieron alimentos para los padres de los jóvenes, quienes se encuentran concentrados de manera temporal en la escuela de Ayotzinapa a la espera del regreso de sus hijos.
Participantes de la jornada como Francisca García, del grupo Misioneras Guadalupanas de Cristo Rey, afirmaron que en sus oraciones le pidieron a Dios que vea y escuche el clamor no sólo de los familiares de los estudiantes, sino de todo México.
"Yo quise escribir la solidaridad y la sensibilidad que sentimos con los familiares de los jóvenes normalistas (estudiantes de magisterio) y puse un texto bíblico del éxodo que me hace recordar que Dios vio, oyó y bajó a liberar a su pueblo de Israel cuando vivió situaciones difíciles", indicó García tras plasmar su mensaje en los carteles.
"Ayotzinapa es un caso específico pero que nos revela la magnitud del problema del país dado que hay muchos desaparecidos, miles de muertos, algunos salen en las noticias, pero muchos otros no", afirmó Juana Angeles Zárate, de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM). (OEM-EFE).
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