Patricia Carrasco
La Iglesia Católica elevó una oración por los 43 fallecidos tras un enfrentamiento entre integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación y Fuerzas Federales, en Tanhuato, Michoacán; así como por todos los fallecidos en Guerrero, Tamaulipas y demás entidades que son víctimas de la violencia, para que gocen de la resurrección de Dios.
"Todos estamos invitados a participar, para manifestarnos que queremos en nuestro México la paz, de manera pacífica, la violencia jamás es permitida para pedir la paz".
Asimismo, se oró por el eterno descanso de Sebastián Lerdo de Tejada, director del ISSSTE, quien falleció el viernes pasado a causa de un infarto agudo al miocardio.
En la misa dominical en la Catedral Metropolitana también se rezó por las autoridades de todos los niveles (Ejecutivo, Legislativo y Judicial); federales y locales, para que por medio del don del consejo puedan oír la voz de Dios en las situaciones difíciles de la vida, encuentren la sabia decisión y pronuncien la palabra justa para obrar correctamente en sus actos de gobierno.
Recordó que el sábado se beatificó a Oscar Arnulfo Romero, obispo de El Salvador, "él dio su vida a favor de su pueblo, él siempre luchó por la paz de su patria, ahora la Iglesia lo reconoce como un beato, quien podemos y debemos encomendaros para que en nuestra patria venga la paz".
Por supuesto que continuamente debemos orar por la paz en nuestros hogares, por la paz en el Distrito Federal, en nuestra patria, además de orar tenemos que hacer obra, afirmó el Arzobispo Primado de México.
Anunció también que el próximo 28 de mayo en el Seminario Menor, en Huipulco, un grupo de laicos va a edificar una casa para los sacerdotes ancianos y enfermos; ya que muchos de ellos se quedan solos y cuando enferman no tienen a nadie que los vea y cuide", dijo.
En su homilía, el Cardenal resaltó que Pentecostés es lo contrario de Babel. Sólo con el don del Espíritu Santo los hombres podemos hablar una sola lengua, la lengua del amor, la lengua de Pentecostés en oposición a la lengua del orgullo y de la soberbia que es la lengua de Babel.
Recordó que después de la Ascensión de Jesús, la Iglesia recibe la misión de continuar en la historia la presencia de Cristo, y para realizar esta tarea maravillosa y difícil se nos regala el don del Espíritu Santo, sólo con la fuerza del Espíritu podemos hacer presente a Cristo, sólo si el Espíritu nos vivifica podemos ser el cuerpo de Cristo.
Al recibir el Espíritu Santo en forma de lenguas, los apóstoles comenzaron a hablar una lengua misteriosa, mejor dicho hablaron su misma lengua pero con una potencia totalmente nueva, de forma que los entendían judíos, elamitas, griegos y romanos.
La otra imagen por la cual se hace visible el Espíritu Santo en el primer Pentecostés es el fuego. Recordemos que Jesús así lo había anunciado a los suyos: "fuego he venido a traer a la tierra, y estoy ansiando que ese fuego prenda".
Si queremos una nueva evangelización, si queremos que el Reino de Cristo se haga presente, si queremos neutralizar la frialdad del egoísmo individual y colectivo, si queremos que cese la violencia en nuestra patria, debemos dejarnos invadir por el Espíritu Santo para poder amar con dichos y hechos.
La tercera forma de manifestarse el Espíritu Santo en Pentecostés fue el viento. El aire puede ser suave como brisa que acaricia y fuerte como un huracán violento. Así es el amor, es suave viento que acaricia y vendaval que arrastra.
Rivera reconoció que las divisiones en la Iglesia actual necesitan una irrupción del Espíritu Santo. Sólo si hablamos todos los cristianos el mismo lenguaje del amor nos entenderemos a pesar de las diferencias accidentales que siempre deben existir. Sólo si nos dejamos consumir por el fuego del amor divino lograremos extender la llama del cristianismo a nuestro alrededor
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