Patricia Carrasco
El cardenal Norberto Rivera Carrera celebró ayer por la mañana la misa del Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma, 40 días, para la conmemoración de la Semana Santa -tiempo de preparación para la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo- y se pronunció contra la violencia.
"No es el camino de la venganza ni el del odio ni tampoco la huída hacia un falso espiritualismo. La respuesta de los discípulos de Cristo consiste más bien en recorrer el camino, el elegido por Él, que ante los males de sus tiempos y de todos los tiempos, abrazó decididamente la cruz siguiendo el sendero más largo pero eficaz del amor. Tras sus huellas y unidos debemos esforzarnos todos para ponernos al mal con el bien, a la mentira con la verdad, al odio con el amor".
Ante los fieles que se dieron cita en la Catedral, el prelado los conminó a prepararse para la Semana Santa, no sólo para vivir un rito religioso, sino con una verdadera conversión personal.
En su homilía, expresó: tenemos que emprender el camino de conversión interior, no solamente con obras externas sino desde dentro tenemos que cambiar nuestro corazón, nuestros sentimientos, nuestros afectos, tenemos que cambiar interiormente para emprender ese camino de muerte y de novedad de vida", dijo el Arzobispo Primado de México.
"Podríamos decir que esta actitud interior nos ayude también a poner mejor de relieve cuál debe ser la respuesta cristiana a la violencia que amenaza la paz en nuestra gran ciudad, de nuestro México".
Carrera resaltó a los presentes: "la ceremonia que vamos a tener en estos momentos es sumamente sencilla, pero con un grande significado. Vamos a bendecir las cenizas pidiéndole a Dios Nuestro Padre que, a través de las prácticas cuaresmales nosotros sus fieles, podamos llegar con alma purificada a celebrar las fiestas Pascuales de su Hijo".
La oración nos descubre el sentido profundo de la ceniza, el sentido profundo de la Cuaresma: no es otro más que prepararnos para celebrar las fiestas Pascuales.
Evidentemente, ninguno de nosotros puede morir al pecado, puede ser un hombre nuevo con sus propias fuerzas, con sus propias capacidades. Necesitamos atender la voz del profeta: "Vuél
Uno de los
Ese amor es el que tiene que llevarnos a una relación más cercana con Cristo Jesús, presente en nuestro caminar. Nosotros no podemos cambiar nuestra vida, nosotros no podemos dejar el pecado por nuestras propias fuerzas, no podemos emprender la novedad de vida si Cristo Jesús no nos guía, si Él no nos da la fuerza para vencer al enemigo, si Él no se hace presente en nuestro caminar. Por eso, en las prácticas cuaresmales está la oración.
Muchas veces quisiéramos nosotros que el cambio personal, que el cambio social se diera como por arte de magia, por unas elecciones, por una ley, por un decreto. No: es necesario el esfuerzo, es necesario el trabajo, es necesaria la renuncia. Por eso el Señor nos pide ese camino de conversión que lleva consigo siempre penitencia, esfuerzo, sacrificio
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