Denuncian tráfico de influencias en caso de pederasta

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Familiares de una joven de quince años que fue secuestrada y plagiada por Ary Amílcar Fernández Gris, de 41 años de edad, primogénito del desaparecido cronista de futbol Ángel Fernández Rugama y primo de José Adrián Fernández Mier, dueño del equipo "Fernández Racing", como el atacante de su hija, denunciaron que pese a quedó demostrada su culpabilidad por las autoridades,  apoyado en su poder económico y en sus influencias, burló a la justicia y quedó sin castigo.

Al respecto, Juan Narváez Reséndiz, padre de la víctima, relató que en la causa penal 539/2011, del juzgado de control y juicio oral en Tlalnepantla, cuyo titular es J. Carmen Vilchis Ramón, quedó asentado que Ary Amílcar conoció a la menor en la Plaza Victoria de Interlomas, en Huixquilucan, Estado de México, a la que deslumbró y con engaños llevo a su casa en la zona residencial Lomas de Anáhuac.

Agregó que en ese sitio abusó de la joven a la que primero narcotizó, y luego de consumar su fechoría, aún semiconsciente, la llevó a la esquina de avenida Jesús del Monte y boulevard Magno Centro, también en Huixquilucan, donde la abandonó.

Mencionó que al conocer lo ocurrido, presentó su denuncia, por lo que la policía mexiquense lo localizó y detuvo al presunto responsable, pese a que ofreció 50 mil pesos a los agentes Arturo Castañeda Benítez y Luís García para no ser aprehendido y presentado ante la agente del

Ministerio Público, Sayonara Encarnación Rosales.

Al momento de su detención a Ary Amílcar se le encontró en su poder una cámara fotográfica con numerosas imágenes de jovencitas desnudas y practicando el sexo. Con estas pruebas el Ministerio Público lo consignó, sin embargo, "misteriosamente" fue declarado absuelto y puesto en libertad, a pesar de las múltiples pruebas y señalamientos que obraban en contra del presunto plagiario y violador.

Para el padre de la menor, cuyo nombre se mantiene en reserva, gente como Ary Amílcar, al que compara con el pederasta Jean Thouma Hanna Succar Kuri, por su poder económico y sus relaciones, pueden darse el lujo de contratar famosos abogados, en este caso el del bufete del penalista Alberto Woolrich Ortiz, que en menos de 12 días logró la libertad del degenerado sujeto.