Arturo R. Pansza
Con un discurso en el Monumento a la Revolución que fue el parteaguas de la vida política del PRI, el 6 de marzo de 1994, Luis Donaldo Colosio Murrieta despierta la atención de propios y extraños, para dar inicio formalmente a una corta campaña en busca de la Presidencia de la República que culminó con su asesinato el día 23 de ese mes, en Tijuana, Baja California, en la colonia Lomas Taurinas. Intenso resultó ese periodo para el político sonorense, con actividades con representantes de diversos sectores de la sociedad y giras en las que comenzaba a hacerse de adeptos que, a 20 años, aún no entienden a aquél joven que le quitó la viva: Mario Aburto.
Luego de que el 5 de marzo se registró como candidato del Partido Revolucionario Institucional, un día después fue el único orador en el aniversario de la fundación del instituto político que, por primera vez no se festejaba en todo lo alto el 4. Fue un domingo en el que los priístas cerraron filas en torno a su abanderado con discurso contundente: "Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la Ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades".
El propio Colosio anunció que el 4 de marzo, cuando el PRI cumplía 65 años, el festejo sería sobrio debido a que la celebración se pospuso para el día 6 y a partir de ahí, comenzó con su carrera en busca de la titularidad del Poder Ejecutivo Federal que lo llevó a estar en varios estados y lograr que en torno a él los gobernadores del tricolor cerraran filas, sin dejar a un lado la visita obligada en ese entonces al secretario general de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, en el auditorio Fernando Amilpa de esa central obrera, en donde se le entregó el apoyo de los sindicatos más poderosos del país.
Y ese político que el 28 de noviembre de 1993 fue destapado en la sede del PRI como precandidato y que, en la fiesta priísta del 94 expuso que México estaba agraviado y en crisis, con profundas diferencias sociales, tuvo tan solo 18 días, desde su registro, para afianzarse ante la sociedad y transmitir su propuesta de gobierno, con un acercamiento especial hacia las personas que vivían en condiciones difíciles.
El 5 de marzo el político nacido en Magdalena de Kino, Sonora el 10 febrero de 1950, acudió junto con su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas, en ese entonces de ocho años, a firmar los documentos en el Instituto Federal Electoral (IFE) que lo acreditaban como candidato presidencial del PRI para las elecciones del 21 de agosto de 1994, en la que finalmente por ese partido participó Ernesto Zedillo Ponce de León.
Resulta que imagen de hijo y padre quedó plasmada para la historia, cuando se conjuraba la posibilidad de que el político sonorense fuera cambiado por Manuel Camacho Solís, como se maneja en círculos políticos.
En su registro, presidido por el secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, que entonces era también presidente del Consejo General del IFE, Colosio dirigió un discurso, en el destacó que el PRI estaba comprometido con la democracia, sin divisiones, unido, con certeza en el triunfo.
Un día después vino el tan esperado aniversario del organismo político, presidido en ese entonces, por Fernando Ortiz Arana y ante la presencia de miles de priístas, reunidos en la explanada del Monumento a la Revolución, se escuchó a un Luis Donaldo que emitió una propuesta a la ciudadanía en el sentido de que el suyo sería un gobierno respetuoso del Estado de derecho, que reconociera el poder y el mandato ciudadanos, la fuerza de la sociedad y que, legitimado en elecciones transparentes, lleve adelante la transformación democrática y las reformas sociales requeridas por el país.
Arturo R. Pansza
Luego de festejar en todo lo alto un año más del PRI, que se distinguió por el contundente discurso que a muchos incomodó, vino el cierre de filas con mandatarios. Se dio la reunión esperada de los gobernadores emanados del Revolucionario Institucional que apoyaron a Colosio Murrieta, sin distinción alguna.
El anfitrión del encuentro: Manuel Aguilera Gómez, quien se convirtió en regente de la Ciudad de México, en sustitución de Manuel Camacho. En la capital del país conversó a puerta cerrada el candidato con los responsables de las entidades, a quienes dijo que las elecciones se caracterizarían por la imparcialidad, la legalidad y la transparencia.
Los 28 gobernadores tricolores le ofrecieron un proceso abierto, democrático, limpio, libre y sujeto al arbitraje de la legalidad y al mandato de la voluntad soberana de los ciudadanos, en tanto que el aspirante a la Presidencia externó que era necesario que el gobierno recuperara su capacidad de respuesta ante los reclamos populares y que era hora de hacer justicia a los indígenas.
Dentro de su estrategia de campaña Colosio decidió tener encuentros con representantes de los medios de comunicación, no solo de México, sino a nivel internacional, los cuales dejaron en claro que tenía la difícil labor de distanciarse del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari.
Propuso poner diques a la arrogancia, al influyentismo, al burocratismo, a la prepotencia, así como a la visión centralista del poder, porque era hora de darle una dimensión humana a la política.
En Xochimilco, el día ocho, tuvo un encuentro con mujeres, a quienes les ofreció duplicar su presencia en el Congreso de la Unión.
Luis Donaldo Colosio, un día después, ante 400 senadores, diputados y asambleístas priístas, externó que la autonomía del PRI no significaba declararle la guerra al gobierno como algunos quisieran o interpretaban.
"Con el gobierno lo que queremos es comunicación política, como todo partido, pero sí queremos una clara diferenciación de cuál es el papel que le toca desempeñar al gobierno y cuál es el papel que le toca al partido político al que pertenecemos", declaró.
Y aclaró que la autonomía a la que se refirió en el aniversario 65 del PRI, y que dio mucho de qué escribir y hablar, era que ésta se tradujera en que en los procesos electorales, el gobierno garantice la imparcialidad, la objetividad y la aplicación firme de la ley.
Tampoco quiso dejar a un lado a los integrantes de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), con quienes tuvo una comida el día diez en la sede del organismo empresarial y en donde aseguró había buenas expectativas económicas mediante una estrategia que se implementaría, de la cual pretendía dar detalles en días próximos en la presentación de su plan de gobierno.
De los comerciantes establecidos dio un vuelco al caminar por la calle Isabel la Católica y dejar que se le acercara la gente, que estaba entusiasmada con la manera en que arrancó campaña, además de que saludó a boleros, esos limpiadores de calzado que llegaron a tener diferencias por ver quien era el que le lustraría los zapatos al destacado priísta que fue diputado, senador y dirigente de su partido.
Horas antes desayunó con dirigentes y empresarios de la radio y televisión. En el Salón Los Reyes, del Casino Español, degustó un plato con frutas, jugo de naranja y unos huevos al gusto.
Antes de concluir su jornada el día 11al salir del Club Libanés, en entrevista Colosio aseguró que Manuel Camacho no sería problema para que se consolidara su candidatura, con una campaña efectiva, dirigida al pueblo.
Luego de que el 5 de marzo se registró como candidato del Partido Revolucionario Institucional, un día después fue el único orador en el aniversario de la fundación del instituto político que, por primera vez no se festejaba en todo lo alto el 4. Fue un domingo en el que los priístas cerraron filas en torno a su abanderado con discurso contundente: "Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la Ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades".
El propio Colosio anunció que el 4 de marzo, cuando el PRI cumplía 65 años, el festejo sería sobrio debido a que la celebración se pospuso para el día 6 y a partir de ahí, comenzó con su carrera en busca de la titularidad del Poder Ejecutivo Federal que lo llevó a estar en varios estados y lograr que en torno a él los gobernadores del tricolor cerraran filas, sin dejar a un lado la visita obligada en ese entonces al secretario general de la Confederación de Trabajadores de México, Fidel Velázquez, en el auditorio Fernando Amilpa de esa central obrera, en donde se le entregó el apoyo de los sindicatos más poderosos del país.
Y ese político que el 28 de noviembre de 1993 fue destapado en la sede del PRI como precandidato y que, en la fiesta priísta del 94 expuso que México estaba agraviado y en crisis, con profundas diferencias sociales, tuvo tan solo 18 días, desde su registro, para afianzarse ante la sociedad y transmitir su propuesta de gobierno, con un acercamiento especial hacia las personas que vivían en condiciones difíciles.
El 5 de marzo el político nacido en Magdalena de Kino, Sonora el 10 febrero de 1950, acudió junto con su hijo Luis Donaldo Colosio Riojas, en ese entonces de ocho años, a firmar los documentos en el Instituto Federal Electoral (IFE) que lo acreditaban como candidato presidencial del PRI para las elecciones del 21 de agosto de 1994, en la que finalmente por ese partido participó Ernesto Zedillo Ponce de León.
Resulta que imagen de hijo y padre quedó plasmada para la historia, cuando se conjuraba la posibilidad de que el político sonorense fuera cambiado por Manuel Camacho Solís, como se maneja en círculos políticos.
En su registro, presidido por el secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, que entonces era también presidente del Consejo General del IFE, Colosio dirigió un discurso, en el destacó que el PRI estaba comprometido con la democracia, sin divisiones, unido, con certeza en el triunfo.
Un día después vino el tan esperado aniversario del organismo político, presidido en ese entonces, por Fernando Ortiz Arana y ante la presencia de miles de priístas, reunidos en la explanada del Monumento a la Revolución, se escuchó a un Luis Donaldo que emitió una propuesta a la ciudadanía en el sentido de que el suyo sería un gobierno respetuoso del Estado de derecho, que reconociera el poder y el mandato ciudadanos, la fuerza de la sociedad y que, legitimado en elecciones transparentes, lleve adelante la transformación democrática y las reformas sociales requeridas por el país.
Arturo R. Pansza
Luego de festejar en todo lo alto un año más del PRI, que se distinguió por el contundente discurso que a muchos incomodó, vino el cierre de filas con mandatarios. Se dio la reunión esperada de los gobernadores emanados del Revolucionario Institucional que apoyaron a Colosio Murrieta, sin distinción alguna.
El anfitrión del encuentro: Manuel Aguilera Gómez, quien se convirtió en regente de la Ciudad de México, en sustitución de Manuel Camacho. En la capital del país conversó a puerta cerrada el candidato con los responsables de las entidades, a quienes dijo que las elecciones se caracterizarían por la imparcialidad, la legalidad y la transparencia.
Los 28 gobernadores tricolores le ofrecieron un proceso abierto, democrático, limpio, libre y sujeto al arbitraje de la legalidad y al mandato de la voluntad soberana de los ciudadanos, en tanto que el aspirante a la Presidencia externó que era necesario que el gobierno recuperara su capacidad de respuesta ante los reclamos populares y que era hora de hacer justicia a los indígenas.
Dentro de su estrategia de campaña Colosio decidió tener encuentros con representantes de los medios de comunicación, no solo de México, sino a nivel internacional, los cuales dejaron en claro que tenía la difícil labor de distanciarse del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari.
Propuso poner diques a la arrogancia, al influyentismo, al burocratismo, a la prepotencia, así como a la visión centralista del poder, porque era hora de darle una dimensión humana a la política.
En Xochimilco, el día ocho, tuvo un encuentro con mujeres, a quienes les ofreció duplicar su presencia en el Congreso de la Unión.
Luis Donaldo Colosio, un día después, ante 400 senadores, diputados y asambleístas priístas, externó que la autonomía del PRI no significaba declararle la guerra al gobierno como algunos quisieran o interpretaban.
"Con el gobierno lo que queremos es comunicación política, como todo partido, pero sí queremos una clara diferenciación de cuál es el papel que le toca desempeñar al gobierno y cuál es el papel que le toca al partido político al que pertenecemos", declaró.
Y aclaró que la autonomía a la que se refirió en el aniversario 65 del PRI, y que dio mucho de qué escribir y hablar, era que ésta se tradujera en que en los procesos electorales, el gobierno garantice la imparcialidad, la objetividad y la aplicación firme de la ley.
Tampoco quiso dejar a un lado a los integrantes de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio (Concanaco), con quienes tuvo una comida el día diez en la sede del organismo empresarial y en donde aseguró había buenas expectativas económicas mediante una estrategia que se implementaría, de la cual pretendía dar detalles en días próximos en la presentación de su plan de gobierno.
De los comerciantes establecidos dio un vuelco al caminar por la calle Isabel la Católica y dejar que se le acercara la gente, que estaba entusiasmada con la manera en que arrancó campaña, además de que saludó a boleros, esos limpiadores de calzado que llegaron a tener diferencias por ver quien era el que le lustraría los zapatos al destacado priísta que fue diputado, senador y dirigente de su partido.
Horas antes desayunó con dirigentes y empresarios de la radio y televisión. En el Salón Los Reyes, del Casino Español, degustó un plato con frutas, jugo de naranja y unos huevos al gusto.
Antes de concluir su jornada el día 11al salir del Club Libanés, en entrevista Colosio aseguró que Manuel Camacho no sería problema para que se consolidara su candidatura, con una campaña efectiva, dirigida al pueblo.
Enviado desde mi iPad
Publicar un comentario