Alejandro Colón
El ideario político, social y económico de Luis Donaldo Colosio Murrieta sigue vigente a 20 años su asesinato. La ampliación de las libertades para los mexicanos, con un sentido reformador, demócrata y con justicia social, es tarea inacabada, anhelo, pero también posibilidad real de concretarse en un México que aún tiene hambre y sed de justicia. Colosio vive en la transformación del país.
Para el Presidente Enrique Peña Nieto, ese México de justicia, equidad, prosperidad y paz que veía el político sonorense es posible alcanzarlo. "Y debemos seguir trabajando por él. Colosio se atrevió a soñarlo. A los mexicanos de hoy nos corresponde hacer nuestro mayor esfuerzo para hacerlo realidad", convoca el Primer Mandatario luego de un sexenio priísta y dos panistas, cuando su legado fue aplaudido por todos, pero negado a ser concretado.
A dos décadas de distancia de que se enteró por la televisión de la muerte de Luis Donaldo, el titular del Ejecutivo Federal abre un signo de esperanza: Sí es posible construir, desde ya, el México que soñó Colosio; reconoce también que ésta es tarea de todos y, más aún, su gobierno ha empezado a dar los pasos en ese sentido. Porque "esa guía que Colosio nos dejó hace 20 años, sigue siendo vigente", reconoció.
Resaltó que, el principal ideario del excandidato a la Presidencia de la República en 1994, es que "creía en un México con paz y tranquilidad. Veía además un país con hambre y sed de justicia, un México que debía ser más incluyente. Luis Donaldo también advertía que la educación era la batalla más grande para ganar el futuro y que el crecimiento económico, debía darse a partir de la estabilidad".
Por ello, dio cuenta de que desde el gobierno de la República, se están impulsando ya las transformaciones por la vía democrática; "estamos trabajando por un México en paz, incluyente, con educación de calidad y más próspero", subrayó.
Y es que a Luis Donaldo le lastimaba la pobreza, buscó la reforma del poder y pensó que la educación era la mejor palanca para el desarrollo, por eso quiso ser Presidente de México, hasta que las balas de la intolerancia segaron su vida, pero no su ideario.
El 6 de marzo de 1994, en un polémico y emblemático discurso en el Monumento a la Revolución ante miles de priístas, pronunció: "Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar".
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Para el Presidente Enrique Peña Nieto, ese México de justicia, equidad, prosperidad y paz que veía el político sonorense es posible alcanzarlo. "Y debemos seguir trabajando por él. Colosio se atrevió a soñarlo. A los mexicanos de hoy nos corresponde hacer nuestro mayor esfuerzo para hacerlo realidad", convoca el Primer Mandatario luego de un sexenio priísta y dos panistas, cuando su legado fue aplaudido por todos, pero negado a ser concretado.
Resaltó que, el principal ideario del excandidato a la Presidencia de la República en 1994, es que "creía en un México con paz y tranquilidad. Veía además un país con hambre y sed de justicia, un México que debía ser más incluyente. Luis Donaldo también advertía que la educación era la batalla más grande para ganar el futuro y que el crecimiento económico, debía darse a partir de la estabilidad".
Por ello, dio cuenta de que desde el gobierno de la República, se están impulsando ya las transformaciones por la vía democrática; "estamos trabajando por un México en paz, incluyente, con educación de calidad y más próspero", subrayó.
Y es que a Luis Donaldo le lastimaba la pobreza, buscó la reforma del poder y pensó que la educación era la mejor palanca para el desarrollo, por eso quiso ser Presidente de México, hasta que las balas de la intolerancia segaron su vida, pero no su ideario.
El 6 de marzo de 1994, en un polémico y emblemático discurso en el Monumento a la Revolución ante miles de priístas, pronunció: "Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada, de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales. Yo veo un México convencido de que ésta es la hora de las respuestas; un México que exige soluciones. Los problemas que enfrentamos los podemos superar".
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