¡LOS CAZAN!

Raúl Ma­cías, Fo­to: Luis A. Ba­rre­ra

Ace­cha­dos por los ene­mi­gos y te­me­ro­sos de mo­rir, un par de hom­bres hu­yó por ca­lles de la Co­lo­nia Ja­lal­pa Te­pi­to, De­le­ga­ción Al­va­ro Obre­gón. Pe­se a que le im­pri­mie­ron el ace­le­ra­dor a la mo­to­ne­ta en la que via­ja­ban fue­ron al­can­za­dos por la par­ca y tras re­ci­bir va­rios im­pac­tos de ba­la por par­te de sus ver­du­gos, que­da­ron sus cuer­pos ti­ra­dos en la fría ban­que­ta; a lo le­jos se es­cu­chó el mo­tor del "ca­ba­llo de ace­ro" en el que via­ja­ban los si­ca­rios.

Uno de ellos que­dó bo­ca arri­ba y el otro de cos­ta­do, y en su cuer­po se en­con­tra­ban las hue­llas de una fría ven­gan­za; es que tras­cen­dió que se tra­tó de un ajus­te de cuen­tas, que fue por pro­ble­mas con in­te­gran­tes de un gru­po an­ta­gó­ni­co lo que le cos­tó la vi­da a Pe­dro Es­te­ban Mo­ra­les "El Cho­lo" y Juan Da­niel Gar­cía, ver­sión que ya es in­ves­ti­ga­da por la PGJDF.

Fa­mi­lia­res de los eje­cu­ta­dos di­je­ron que Pe­dro te­nía 24 años de edad y Juan, 20, pe­ro que no se en­con­tra­ban re­la­cio­na­dos con pro­ble­mas de nar­co­me­nu­deo, si­no que el pro­ble­ma fue que unos su­je­tos les in­ten­ta­ron ro­bar la mo­to­ne­ta en la que via­ja­ban, aun­que se­gún ve­ci­nos, los aho­ra oc­ci­sos pre­sun­ta­men­te se de­di­ca­ban a la ven­ta de ener­van­tes al me­nu­deo y al asal­to a cuen­ta­ha­bien­tes y tran­seún­tes.

Esas ver­sio­nes que di­je­ron ve­ci­nos se en­cuen­tran sien­do in­ves­ti­ga­das por la PGJDF, por­que de acuer­do a ve­ci­nos, las ca­lles Vi­cen­te Gue­rre­ro y An­da­dor Chi­co­na­mi, de la Co­lo­nia Ja­lal­pa Te­pi­to, se en­cuen­tra co­mo uno de los pun­tos ro­jos en don­de se tie­ne co­no­ci­mien­to que se ejer­ce el nar­co­me­nu­deo, por lo que no se des­car­ta que se ha­ya tra­ta­do de un ajus­te de cuen­tas.

Una de las víc­ti­mas que­dó cer­ca de una es­ca­li­na­ta pa­ra in­gre­sar a una vi­vien­da, mien­tras que el se­gun­do pe­re­ció a un cos­ta­do de una mo­to­ne­ta ro­ja sin pla­cas de cir­cu­la­ción en la que pre­sun­ta­men­te huían de quie­nes los per­se­guían pa­ra qui­tar­les la vi­da. Al lu­gar de los he­chos lle­ga­ron ele­men­tos de la Po­li­cía de In­ves­ti­ga­ción y el mi­nis­te­rio pú­bli­co, así co­mo pe­ri­tos.

Tras va­rias ho­ras de per­ma­ne­cer ti­ra­dos en el sue­lo, co­mo siem­pre, los cuer­pos de las víc­ti­mas, lle­gó la am­bu­lan­cia del Se­me­fo, fue en­ton­ces que se pro­ce­dió a ha­cer el le­van­ta­mien­to de los cuer­pos, mien­tras que los fa­mi­lia­res llo­ra­ban por la pér­di­da de sus se­res que­ri­dos, que co­rres­pon­de­rá a la PGJDF acla­rar si fue ajus­te de cuen­tas o se tra­ta de una ola de asal­tos que si­gue afec­tan­do a los ciu­da­da­nos.

Y es que pe­se a que au­to­ri­da­des de la PGJDF afir­man que la de­lin­cuen­cia va a la ba­ja, lo cier­to es que en los úl­ti­mos me­ses se han re­gis­tra­do va­rios crí­me­nes vio­len­tos, mu­chos de los cua­les si­guen sin ser acla­ra­dos.

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