Es necesario reorganizar y reestructurar a la Iglesia Católica en México para saber si está avanzando o no, para saber si está cumpliendo con sus tareas fundamentales de fortalecer su solidaridad hacia la población y renovar su fe, afirmó el arzobispo primado de México, al regresar de su reunión con el Papa Francisco, en el Vaticano en el marco de la visita ad limina.
En su homilía el cardenal convocó a clérigos y laicos colaborar en la revisión de las tareas de la Iglesia Católica; "es necesario saber si hay avances en sus tareas fundamentales, para ello es necesario tener un proyecto y programa".
Ante los fieles reunidos en la Catedral Metropolitana, conminó a ayudar a los más pobres, "no sólo con una moneda" sino con la creación de instituciones dentro de la Iglesia.
Debemos revisar si se está cumpliendo con las tareas que Jesús encomendó a su iglesia, remarcó.
Asimismo, manifestó que el obispo, los sacerdotes deben dedicarse continuamente a la predicación de la doctrina de Jesús. "Obispos y clérigos continuamente deben congregar al pueblo de Dios para dar gracias al señor".
"Es cierto, en la iglesia, en la familia por los trabajos que tenemos muchas veces perdemos la paz, oigamos a Jesús no pierdan la paz".
En la oración de los fieles se elevó una oración por los gobernantes para que sepan dirigir a sus pueblos.
"Tal vez hemos abandonado o nos hemos acostumbrado a estar frente a alguien que ni siquiera hemos llegado a conocer de verdad. Nos falta descubrir que Cristo es un camino que hay que recorrer, el único camino acertado para vivir intensamente", citó.
La Iglesia se manifiesta desde sus orígenes como comunidad en donde se dan funciones múltiples y en donde se vive una comunión estructurada.
El prelado agregó: podemos movernos mucho, hablar, agitarnos, trabajar hasta cansarnos, organizarnos, ir siempre corriendo... pero en realidad sin ir a ninguna parte.
Pueda ser que vivamos girando siempre en torno a nosotros mismos y en torno a nuestros pequeños intereses. Una vida en donde todo es pura repetición, sin conocer la alegría del que se renueva y crece. Vamos añadiendo años a nuestra vida pero sin saber cómo infundir vida a nuestros años.
Qué triste es una vida sin dirección ni horizonte, una vida sin la experiencia de extraviarse y encontrarse, una vida sin la seguridad de ser guiados, sostenidos y orientados, una vida que se reduce a andar y a desandar. Tal vez hemos abandonado o nos hemos acostumbrado a estar frente a alguien.
Todos queremos vivir. Vivir mejor. Hoy y siempre. El conocimiento del genoma humano y los avances en las ciencias que han hecho posible crecer en el promedio de vida, a algunos nos puede entusiasmar, pero también nos puede asustar, ya que nos damos cuenta de que lo importante no es vivir mucho, sino saber vivir.
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