Patricia Carrasco
A pocas horas que los mexicanos inicien los festejos patrios con motivo del CCIV aniversario de la Independencia de México, la Iglesia Católica capitalina elevó una oración por el Presidente Enrique Peña Nieto, y todos los encargados del gobierno federal, para que el Espíritu Santo los ilumine y les llene de sus dones; además, oró por el jefe de gobierno, Miguel Angel Mancera, y todos los gobiernos estatales para que guíen a sus pueblos en amor, justicia y paz, teniendo siempre en cuenta el bienestar social.
También se rezó por los poderes Legislativo y Judicial para que haciendo posible la organización nacional promulguen y ejerzan las leyes necesarias para vivir con equidad y fraternidad; y por todos los integrantes de las Fuerzas Armadas, para que protegiendo con honestidad y sabiduría puedan defender con la misma lealtad la fe en la cual han sido bautizados.
También se oró por los héroes que nos dieron patria y libertad, para que a ejemplo de ellos, todos contribuyamos con nuestro trabajo, al engrandecimiento nacional.
Asimismo, se rezó por todos los mexicanos, civiles, religiosos y militares para que recobremos la conciencia de nuestra identidad como nación y podamos aportar con esfuerzo, sacrificio y trabajo a la paz y la nobleza de la patria.
Ante los fieles católicos reunidos en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México, pidió a los mexicanos por la patria "para que se conserve en ella la paz y la justicia, por intercesión de la Virgen de Guadalupe".
En su homilía manifestó: "nos ha tocado vivir una civilización dura, por la venganza y violencia que prevalece en el mundo. Somos testigos de las terribles consecuencias que deja el crimen organizado, de innumerables guerras civiles y de continuas guerras regionales en donde la crueldad y barbarie parecen no tener límites, incluso el Papa habla de una tercera guerra mundial pero por regiones.
"La violencia engendra violencia, la venganza, engendra venganza. Y si alguno piensa que el perdón es una virtud de los débiles, que haga la prueba a ver qué es más difícil, vengarse o perdonar".
De ahí que el prelado, convocó a los católicos a superar "el rencor, odio y cólera con el perdón y así contribuir a la recuperación del tejido social y superar la espiral de la violencia y la venganza".
El perdón, resaltó, no significa "aceptar el mal" ni dejar de luchar contra la injusticia y la impunidad.
Sostuvo que la misericordia nos ayuda a superar nuestra visión legalista y justicialista; es una expresión muy delicada del amor; es la única que es capaz de romper la espiral de la violencia y de la venganza.
Agregó que lección difícil, pero absolutamente necesaria, ya que en esta capacidad de perdonar nos jugamos el ser o no cristianos y más aún, nos jugamos nuestro destino eterno: "lo mismo hará con ustedes mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano".
Virtud absolutamente necesaria en la convivencia familiar y social, ya que ni siquiera la justicia, con ser tan importante, basta para restablecer el equilibrio tantas veces roto por los errores en la vida matrimonial, familiar, profesional, de amistad y en las múltiples relaciones sociales. Un insulto, una calumnia, un disgusto, un daño corporal, un mal en los bienes materiales, no se arregla haciendo lo mismo al otro.
Es necesario insistir continuamente sobre la importancia del perdón en la vida conyugal y familiar, para que el matrimonio y la familia puedan subsistir en el amor; sin el perdón el clima familiar poco a poco se vuelve insoportable, con el perdón la vida del hogar se renueva y el amor hace crecer a todos sus miembros: "el que perdona ama poco; el que mucho ama perdona todo".
También se rezó por los poderes Legislativo y Judicial para que haciendo posible la organización nacional promulguen y ejerzan las leyes necesarias para vivir con equidad y fraternidad; y por todos los integrantes de las Fuerzas Armadas, para que protegiendo con honestidad y sabiduría puedan defender con la misma lealtad la fe en la cual han sido bautizados.
También se oró por los héroes que nos dieron patria y libertad, para que a ejemplo de ellos, todos contribuyamos con nuestro trabajo, al engrandecimiento nacional.
Asimismo, se rezó por todos los mexicanos, civiles, religiosos y militares para que recobremos la conciencia de nuestra identidad como nación y podamos aportar con esfuerzo, sacrificio y trabajo a la paz y la nobleza de la patria.
Ante los fieles católicos reunidos en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México, pidió a los mexicanos por la patria "para que se conserve en ella la paz y la justicia, por intercesión de la Virgen de Guadalupe".
"La violencia engendra violencia, la venganza, engendra venganza. Y si alguno piensa que el perdón es una virtud de los débiles, que haga la prueba a ver qué es más difícil, vengarse o perdonar".
De ahí que el prelado, convocó a los católicos a superar "el rencor, odio y cólera con el perdón y así contribuir a la recuperación del tejido social y superar la espiral de la violencia y la venganza".
Sostuvo que la misericordia nos ayuda a superar nuestra visión legalista y justicialista; es una expresión muy delicada del amor; es la única que es capaz de romper la espiral de la violencia y de la venganza.
Agregó que lección difícil, pero absolutamente necesaria, ya que en esta capacidad de perdonar nos jugamos el ser o no cristianos y más aún, nos jugamos nuestro destino eterno: "lo mismo hará con ustedes mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano".
Virtud absolutamente necesaria en la convivencia familiar y social, ya que ni siquiera la justicia, con ser tan importante, basta para restablecer el equilibrio tantas veces roto por los errores en la vida matrimonial, familiar, profesional, de amistad y en las múltiples relaciones sociales. Un insulto, una calumnia, un disgusto, un daño corporal, un mal en los bienes materiales, no se arregla haciendo lo mismo al otro.
Es necesario insistir continuamente sobre la importancia del perdón en la vida conyugal y familiar, para que el matrimonio y la familia puedan subsistir en el amor; sin el perdón el clima familiar poco a poco se vuelve insoportable, con el perdón la vida del hogar se renueva y el amor hace crecer a todos sus miembros: "el que perdona ama poco; el que mucho ama perdona todo".
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