Raúl Macías
En estos tiempos en que el dinero es escaso, a un sujeto, que un hombre -de 51 años- les debía una "lana", poco le importó la famosa "cuesta de enero", y acompañado de dos hombres lo encaró para exigirle le pagara, pero como se opuso le dio unos empujones y lo insultó, diciéndole que si no le pagaba, entonces le regresara el "pedido" y como siguió igual, le metieron un balazo en el tórax, en calles de la Delegación Iztapalapa.
La víctima fue identificada como Gilberto Maldonado Ortega y su cuerpo quedó tirado en la entrada de una farmacia, localizada en la calle Benito Juárez esquina con López Portillo, en la Colonia Consejo Agrarista de Iztapalapa, donde los empleados tuvieron que esconderse en una bodega cuando vieron que uno de los tres sujetos desenfundó una pistola.
Tras llevar a cabo el artero crimen, los hombres se retiraron a toda prisa de ahí. Fue entonces cuando minutos después llegaron los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, hicieron acto de presencia y testigos oculares de los hechos les refirieron que el occiso caminaba por la citada dirección cuando fue interceptado por tres individuos.
Uno de éstos le exigió pagara un dinero que le debía de una mercancía o se la regresara, pero aunque eran tres los malencarados cobradores, Gilberto no se apanicó y les dijo que no entregaría ni efectivo ni la dichosa merca; ello hizo enojar al trío de presuntos delincuentes y procedieron a aventarlo para que les hiciera caso, pero la respuesta era la misma: "nada entregaría".
Cansados de esto y como ya habían sido vistos por algunos de los testigos oculares, uno de ellos sacó un arma de fuego que traía escondida y la accionó en una ocasión contra la víctima. El disparo le dio en el tórax, la sangre comenzó a brotar del cuerpo de Gilberto Maldonado; como temían que en cualquier momento llegara la policía se echaron a correr para no ser alcanzados por el largo brazo de la justicia.
Minutos más tarde llegaron hasta la entrada de la farmacia los familiares de la víctima, pero los uniformados les impidieron el ingreso al área, que ya había sido acordonada; sin embargo, el dolor por la pérdida del ser amado pudo más que las prohibiciones legales y se cruzaron, lo que puso por unos minutos tensa la situación, pero no pasó a mayores.
El cuerpo del ahora occiso fue trasladado al anfiteatro de la Delegación Iztapalapa, en donde se le practicó la necropsia de ley y, posteriormente, fueron entregados a los familiares los restos mortales de Gilberto, abriéndose una averiguación previa por el delito de homicidio doloso en contra de quienes resulten responsables
.
Publicar un comentario