*Al cumplirse 4 meses de la búsqueda de los normalistas, y como parte de la Octava Jornada de Acción Global por Ayotzinapa, ayer hubo marchas al Zócalo, desde 4 distintos puntos de la ciudad
Patricia Carrasco
Desde temprana hora, miles de personas de agrupaciones sociales, campesinas, universitarias, marcharon desde cuatro distintos puntos de la ciudad de México, como parte de la Octava Jornada de Acción Global por Ayotzinapa y durante todo el día tomaron la capital mexicana. Para que a nadie se le olvide que se cumplieron 4 meses y nada de resultados sobre el paradero de los 43 normalistas desaparecidos. Sorprendió la presencia de más de 40 sacerdotes y religiosas encabezados por el padre Alejandro Solalinde, quien ofició una misa en la Estela de Luz.
Por la tarde, un numeroso contingente salió de la Columna del Angel de la Independencia para exigir por enésima ocasión la aparición con vida de los 43 normalistas desaparecidos. Cifras oficiales hablaron de 25,000 participantes, mientras los organizadores de más de 50,000. La marcha terminó minutos antes de las 20:00 horas, con saldo blanco y la lectura de un pronunciamiento de los padres de familia.
"Ni con tanques ni metrallas, los padres no se callan" y "Ayotzi vive, la lucha sigue, sigue", son algunas de las consignas que corearon los marchistas. Mientras que los religiosos gritaron: "la Iglesia consciente se suma al contingente".
En la Estela de Luz, integrantes de Comunidades Eclesiales por la Justicia y la Paz, llevaron a cabo una ceremonia interreligiosa por la justicia para acompañar a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa.
La ceremonia fue para orar y participaron los clérigos de las religiones católica, anglicanos y evangélicos.
Sobre el piso, colocaron los retratos de los 43 normalistas, veladoras y pancartas, demandando justicia para los desaparecidos y por los 20,000 más desaparecidos en el país.
En toda la jornada, familiares y agrupaciones condenaron la versión oficial de que fue el crimen organizado el responsable de la desaparición de los jóvenes normalistas. "Fueron el Ejército y la Policía Federal los que desaparecieron a los muchachos", acusaron; "fue el Estado el que se confabuló para desaparecerlos".
En una entrevista, Clemente Rodríguez, padre de Cristian Rodríguez, denunció haber sido objeto de diversas amenazas para que dejaran de buscar a su hijo, por lo que responsabilizó al gobierno federal de cualquier cosa que pudiera pasarle a él y su familia.
Otros padres de familia afirmaron no creer en la versión de la PGR, de que los normalistas pudieron haber sido incinerados en un basurero de Cocula.
Las marchas fueron monitoreadas por 3,000 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública.
Y éstas comenzaron a congregarse antes de las 9:00 horas en cuatro estaciones del Metro, antes de partir rumbo al Zócalo: Indios Verdes, General Anaya, Zaragoza y Auditorio Nacional.
Pasadas las 10:00 horas, alrededor de 3,500 personas -en su mayoría integrantes de la Sección 22 de la CNTE- comenzaron la movilización desde el Metro Zaragoza.
El contingente encabezado por padres de familia y maestros de la Sección 18, arrancó su paso desde el Metro Auditorio, rumbo al Zócalo, por lo que el tránsito en Paseo de la Reforma, en dirección al Centro, estuvo completamente cerrado. Esta columna realizó mítines en la Diana Cazadora, la embajada de Estados Unidos, el Senado.
Un grupo de personas salió del Metro General Anaya, otro desde Las Torres, delante de Taxqueña, sobre Calzada de Tlalpan, rumbo al Centro, encabezado por padres de los normalistas.
A unos metros de la estación, manifestantes se formaron para acceder al baño de una gasolinera; sin embargo, se hicieron de palabras con los encargados y de la discusión pasaron a los golpes y destruyeron con palos los vidrios de la oficina, tras lo cual cerraron Tlalpan
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