Patricia Carrasco
Afirmó que todos los líderes presentarán su mensaje social y político como un programa de felicidad humana; sin embargo, aclaró, todos los proyectos humanos resultan imperfectos, "hablan de derechos y, casi siempre, evitan hablar de de deberes, una sociedad no se puede construir así, si sólo reclama derechos y no siente obligaciones para con los demás".
Asimismo, subrayó que "los cambios no deben ser superficiales, cosméticos ni maquillados, sino radicales, sociales e históricos, como lo anunció Jesucristo para que haya paz, justicia y reconciliación".
Ante los fieles reunidos en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México subrayó que ningún sistema político o económico "expresa la riqueza" de la filosofía de Jesucristo. "En la creencia cristina nadie queda excluido (ya que) no es un partido político".
De ahí que el prelado convocó a los feligreses a cambiar radicalmente en su vida individual, familiar y social; "tomar un rumbo distinto", como lo establece el evangelio.
""Para conseguir un mundo mejor no basta con cambios exteriores que signifiquen que los de abajo suban y los de arriba bajen; el cambio debe ser profundo, renovarse interiormente", pues hay quienes anuncian cambios, pero "todo sigue igual, siguen las mismas injusticias", dijo.
Sostuvo también que la iglesia "debe superar muchos integrismos"". Apuntó que hay quienes quieren la "construcción de una cristiandad volviendo al pasado, al estilo medieval, pero no se puede volver al pasado, esa etapa de historia que ya se recorrió".
En la oración de los fieles se elevó una oración por los que están sin trabajo, sin amparo, sin medicinas, los que están en gran necesidad.
También se oró por los conductores, reporteros y todos los involucrados en los medios de comunicación que anuncien las noticias y toda la información y, sin sensacionalismos, hablen con la verdad.
Ello en el marco de la celebración de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas y comunicadores católicos, el pasado 24 de enero.
Al inicio de su sermón señaló que en la vida de los pueblos y de los individuos siempre hay un momento decisivo en que la historia comienza o cambia radicalmente.
Siempre hay en nuestra vida momentos decisivos en que decimos: "se llegó el día, llegó la hora", y comenzamos algo nuevo, tomamos un rumbo distinto. El evangelio de hoy habla de esto, de un momento trascendental, de la llamada a una vida nueva.
"Jesús empieza su predicación con un clarinazo. Ha llegado la hora: "el tiempo se ha cumplido, ya está aquí el Reino de Dios. Arrepiéntanse y crean en el evangelio". El Reino de Dios está encarnado en el mismo Jesús. Jesús afirma: "el Reino de Dios está en medio de ustedes", nos está diciendo que él está en medio de nosotros, ya que él es el Emmanuel, el Dios con nosotros".
Hay algo que debe cambiar en profundidad y Jesús lo está señalando: hay que cambiar en el corazón, hay que cambiar de mente, hay que renovarse interiormente.
En medio de nosotros hay muchos que no han escuchado el evangelio, se pueden contar por millones los que todavía no descubren la maravilla del Banquete Eucarístico, no escondamos bajo la cama la luz que se nos ha entregado, sino pongámosla en alto para que ilumine a todos, a los que están cerca y a los que están lejos
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