Arturo R. Pansza
El fraude cometido por la Sociedad Financiera Popular (Ficrea) fue tema a tratar en la misa de ayer en la Catedral Metropolitana, al pedir la Iglesia Católica por las familias afectadas y demandar se haga justicia, para que recuperen su dinero.
Tras la homilía en la que se hizo alusión a la llegada de los Reyes Magos se pugnó por encontrar la paz de las personas a través de la fe, se oró por quienes fueron víctimas del fraude y que se atiendan sus demandas.
No sólo se pidió por los afectados del caso Ficrea sino por los de otros tantos fraudes y escándalos financieros, para que el Señor los ilumine con su gracia y puedan recuperar los ahorros que lograron con su trabajo y esfuerzo.
Se aprovechó la homilía para que en vísperas de celebrarse Día de Reyes, los mexicanos atiendan una reconciliación social, además de que mantengan la fe y sean portadores de la misma, así como a vencer el egoísmo.
También, aparte de orar por los de Ficrea, se hizo lo propio por los desprotegidos y quienes tienen algún problema, para que en este año encuentren solución a los mismos.
Durante la celebración religiosa se oró por todos los niños y jóvenes en edad escolar que regresarán el miércoles a clases, para que juntos con sus profesores vuelvan a sus quehaceres con mayor dedicación y entusiasmo.
Especialmente se oró por las enfermeras que celebrarán su día, para que se encuentren en cada paciente a Cristo, mismo que les solicita ejercer la caridad cristiana con amor y entusiasmo.
La jerarquía de la Iglesia Católica dejó en claro que "es necesaria la fe, los ojos que puedan ver la realidad que esconden los signos" y que, se requiere "venir a la eucaristía con verdadera fe para romper el velo y poder reconocer a Cristo Pan de Vida".
En la Catedral se agregó que "cuando es la fe la que nos trae a la Eucaristía nuestra celebración se convierte en una gran luz en nuestro caminar, nos transmite una paz y una alegría que nadie nos puede quitar, porque realiza en nosotros un verdadero encuentro con Cristo, que es nuestra salvación".
Además fue momento preciso para exponer que "es muy bueno hacer nuestra la actitud de los pastores y de los magos que, al escuchar la voz, al ver la luz en el oriente, se pusieron en camino y después de mucho preguntar y en medio de adversidades se encontraron con el Señor".
Se dejó asentado que "será mucho mejor si nosotros mismos nos convertimos en voz y luz, en ángel y estrella para los demás, anunciándoles la Buena Nueva, anunciándoles que Cristo está vivo y que está esperando a todo aquel que quiera la salvación"
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