iMURIO CALCINADO!

Fotos: Luis a. Barrera

Se levantó de su cama para ir al baño y en ese momento inició la conflagración en el pequeño cuarto donde el ahora occiso gustaba de consumir mariguana y solventes; trató de escapar, pero no lo logró


Raúl Ma­cías


En los mo­men­tos en que Fer­nan­do se le­van­tó de su ca­ma pa­ra ir al ba­ño, un vo­raz in­cen­dio acom­pa­ña­do de ex­plo­sio­nes lle­gó has­ta ese si­tio de la vi­vien­da mar­ca­da con el nú­me­ro 24 de la ca­lle Aves­truz en la Co­lo­nia Be­lla­vis­ta. El hom­bre quien al pa­re­cer era adic­to a la ma­ri­gua­na y los sol­ven­tes in­ten­tó bus­car una for­ma de sa­lir, pe­ro de­sa­for­tu­na­da­men­te no la hu­bo y mu­rió cal­ci­na­do.

Cer­ca de las 9:30 ho­ras de ayer, se hi­zo una lla­ma­da de emer­gen­cia so­li­ci­tan­do la pre­sen­cia del cuer­po de bom­be­ros, por­que del in­te­rior 7 del nú­me­ro 24 en la ca­lle Aves­truz, sa­lía hu­mo y se es­cu­cha­ban va­rias ex­plo­sio­nes de ba­jo im­pac­to, pe­ro es­pan­ta­ron a los fa­mi­lia­res de la víc­ti­ma, quie­nes per­mi­tie­ron el in­gre­so de los bom­be­ros y se le res­ca­ta­ra.

Pe­ro cuan­do los "vul­ca­nos" con­tro­la­ron el in­cen­dio se die­ron a la ta­rea de bus­car a Fer­nan­do Ló­pez Gar­cía, de 38 años de edad. Fue en el in­te­rior del ba­ño don­de es­ta­ba ya sin vi­da; es­ta­ba cal­ci­na­do, in­for­ma­ron los bom­be­ros, pe­ro de­bie­ron es­pe­rar el arri­bo del agen­te del mi­nis­te­rio pú­bli­co y de los pe­ri­tos pa­ra que ellos die­ran la or­den de re­ti­rar el cuer­po del lu­gar.

Die­ron ini­cio las in­ves­ti­ga­cio­nes pa­ra sa­ber lo que ori­gi­nó el fue­go, y so­bre to­do co­no­cer de dón­de pro­ve­nían las ex­plo­sio­nes que fa­mi­lia­res y ve­ci­nos de Fer­nan­do ma­ni­fes­ta­ron ha­ber es­cu­cha­do, cuan­do se re­gis­tra­ba el in­cen­dio. Mo­vie­ron va­rias co­sas que se en­con­tra­ban car­bo­ni­za­das en bus­ca de un in­di­cio, re­co­rrie­ron el cuar­to de un la­do a otro has­ta que die­ron con la cla­ve.

El in­cen­dio se ori­gi­nó por­que en el cuar­to de la víc­ti­ma, no se con­ta­ba con ener­gía eléc­tri­ca, él se alum­bra­ba con una ve­la y fue que al ir al ba­ño se ca­yó un pe­da­zo de pa­bi­lo en­cen­di­do y co­men­zó a envolver mue­bles y co­sas que se en­con­tra­ba a su pa­so; car­tón, plás­ti­co y te­las fue­ron los ar­tí­cu­los prin­ci­pa­les que pro­vo­ca­ron que el fue­go se hi­cie­ra más fuer­te a ca­da mo­men­to.

Po­co des­pués lle­gó has­ta don­de se en­con­tra­ban ti­ra­das va­rias la­tas de in­ha­lan­tes lla­ma­dos PVC con los que, se­gún, Fer­nan­do se dro­ga­ba con sus ami­gos cuan­do lo iban a vi­si­tar y eso fue lo que ex­plo­ta­ba cuan­do eran ca­len­ta­dos por las lla­mas, y co­mo al­gu­nos bo­tes aún te­nían sol­ven­te, pues eso hi­zo que las lla­mas se avi­va­ran más has­ta lle­gar al ba­ño en don­de se en­con­tra­ba el aho­ra oc­ci­so.

En sus in­ten­tos de po­der es­ca­par del fue­go gol­peó la puer­ta del ba­ño, pe­ro las lla­mas lo al­can­za­ron y cuan­do los bom­be­ros en­con­tra­ron el cuer­po, es­ta­ba que­ma­do en gran par­te, por lo que su muer­te fue do­lo­ro­sa, y lue­go de ter­mi­nar los pe­ri­ta­jes, el ca­dá­ver fue tras­la­da­do al an­fi­tea­tro de la De­le­ga­ción Al­va­ro Obre­gón, don­de se ini­ció una ave­ri­gua­ción pre­via por es­te ca­so.