Civiles armados con rifles y escopetas mantienen hoy bajo su control los accesos a Chilapa, en el estado mexicano de Guerrero (sur), tras entrar el sábado al municipio, desarmar y retener a los policías y tomar varios edificios oficiales para reclamar una lucha eficiente contra la inseguridad.
En la tarde del sábado, un grupo de civiles armados, hasta 300 según varios reportes, desarmó y retuvo a los policías municipales de guardia y entraron en instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
A continuación, se dirigieron hacia un hotel donde se hospedaban fuerzas de la gendarmería, aunque no pudieron tomar el edificio porque fuerzas de seguridad ya resguardaban el lugar.
Por ello, avanzaron hasta la salida de la ciudad e instalaron cuatro retenes en los accesos de Chilapa, donde permanecen sin entregar las armas de la treintena de policías que todavía permanecen retenidos en el cuartel.
Según relataron, no se irán hasta que el director de Seguridad Pública del municipio, Job Encarnación, sea destituido o se detenga a los causantes de la violencia.
La irrupción se habría producido tras la desaparición de varias personas en la zona, las extorsiones que padecen los habitantes y la sensación de inseguridad que tiene colapsado el comercio y la educación, señalaron a los medios varios civiles armados.
Pues a pesar de la masiva presencia de policías federales de gendarmería, del Ejército y de policías estatales, Chilapa ha sido escenario de reiterados actos de violencia en las últimas semanas y de enfrentamientos de los grupos rivales Los Ardillos y Los Rojos, que se disputan el trasiego de drogas. (OEM-EFE)
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