Arturo R. Pansza
En México prevalece el egoísmo, la maldad, la mentira y la corrupción, así como la violencia cuando no se respeta la vida del más indefenso ser que está en el vientre de la mujer, estableció ayer la Iglesia Católica durante la homilía que se pronunció en la Catedral Metropolitana, donde se aprovechó para rendir honor a las mamás porque ellas son la expresión máxima del amor y de la fe en el hombre.
También se recordó a los tantos inocentes que a diario mueren de manera violenta en el país, sin que la crueldad de esos crímenes indigne y conmueva a la comunidad.
La Arquidiócesis de México aludió que ayer todas las familias mexicanas hicieron fiesta por el Día de la Madre, en honor de aquella persona que es el corazón del hogar, ante el hecho de que la maternidad conlleva una comunión especial con el misterio de la vida que madura en el seno de la mujer.
Asimismo, en la homilía se precisó que la madre admira este misterio y con intuición singular "comprende" lo que lleva en su interior, pero en ocasiones se trata de mujeres que están en la marginación y que sufren continuas amenazas, sin dejar a un lado la violencia de que son objeto.
"Subrayamos el papel fundamental de la mujer como madre, defensora de la vida y educadora del hogar", se escuchó por parte de la representación católica que pidió un aplauso por las reinas de la casa.
"También propugnamos porque nuestras madres se hagan más presentes en las realidades temporales aportando su ser propio de mujer para participar con el hombre en la transformación de la sociedad; por eso, insistiremos en la valoración del trabajo de la mujer en la sociedad, que no debe ser solamente satisfacción de necesidades económicas, sino instrumento de personalización y construcción de la nueva sociedad", refrendó el representante de la Iglesia Católica responsable de oficiar la misa de mediodía en Catedral, lugar en el que llegaron a entonarse Las Mañanitas por ese día tan especial.
Además, dijo que la responsabilidad insustituible de las madres debe ser más valorada en las familias, sociedad e Iglesia, porque su colaboración es indispensable para la humanización de los procesos transformadores, es una garantía de que el amor es una dimensión de la cual no se puede prescindir si de verdad queremos un cielo nuevo y una tierra nueva.
El representante de la Arquidiócesis, externó que el amor de las madres es el camino para que Dios, que es amor, ponga su morada entre los hombres. "Nuestras madres realizan eficazmente la presencia de Dios que enjuga nuestras lágrimas, convoca a la unidad y a la fraternidad y abre nuevos horizontes al ser humano", definió.
Resulta que el mensaje a los católicos fue en el sentido de que tanto en las familias como en la sociedad, las madres, son quienes más sostienen y promueven la vida, la fe y los valores.
Ellas han sido durante siglos el "Angel custodio del alma cristiana de nuestro continente". De igual forma, "éste reconocimiento a nuestras mamás y la fiesta que hoy (ayer) celebramos en todo México, choca con frecuencia con la realidad de su marginación, con las amenazas continuas a que se somete su dignidad, con la violencia de la que son objeto muchas veces; a aquella que da y que defiende la vida, con frecuencia le es negada una vida digna".
A los creyentes se les dijo que en el amor verdadero no hay lugar para el egoísmo, para el individualismo, para el aislamiento, porque busca siempre un tú al cual amar, al cual entregarse, por el cual sacrificarse.
"Sólo el amor nos salva. Sólo el amor es digno de fe, porque el amor es Dios mismo, es su realidad más íntima, es su Hijo que murió en la Cruz y resucitó para salvarnos", se concluyó en la homilía
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