J. Adalberto Villasana
Mayo es el mes de las flores en México, pero también se vive un día de grandes contrastes. El Día de la Madre es la celebración más importante de la sociedad, todo el mundo trata de festejar a la reina del hogar, para lo cual la mayoría de las personas hace su máximo esfuerzo.
Hoy se verán por las calles caminar a las familias, pero llama la atención que dentro de los restaurantes y lugares en los que habrá festejos, las empleadas de la cocina, meseras y recepcionistas son madres, para ellas la celebración será otro día o al llegar a casa.
En las calles, sin zapatos sin comida, habrá otro grupo de madres que esperan que alguien les regalé algo de comer, olvidadas de los hijos que parieron.
Quienes recuerdan a su madre fallecida, acudirán al panteón, llevarán flores, limpiarán su tumba, llevarán mariachis, entonarán las canciones que más le gustaban a la mujer que les dio la vida, para luego juntarse a compartir la comida, recordar y celebrar.
Los contrastes más grandes de la sociedad mexicana se viven el Día de la Madre. Muchas de ellas trabajan, otras no tienen quién las celebre y en casos extremos viven en situación de calle. En el otro lado de la moneda, algunas reciben regalos, son invitadas a comer a restaurantes que lucen abarrotados.
Así de los 40.8 millones de mujeres de 15 años de edad o más, el 71.6% es madre.
En el ámbito laboral las mujeres representan el 44.1% de la actividad económica, además, en el 97.9% una madre combina su empleo con las actividades del hogar
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