ZACATECAS, Zac., (OEM/Informex).- La sangre de los inocentes ha corrido, otra vez, por las calles de uno de nuestros pueblos, "pero Dios no nos abandona en el sufrimiento y de esta forma puede constituir una etapa de crecimiento en la fe y en el amor", dijo el obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, quien encabezó los funerales de seis personas en la comunidad de Santa Rosa, en Mazapil, y de dos en la cabecera de Concepción del Oro.
Expresó que "incluso la muerte queda iluminada y puede ser vivida como la última llamada de la fe".
En medio del olor a tristeza, familiares y amigos se reunieron para dar el último adiós a los peregrinos que fallecieron el pasado miércoles.
"Miro, al mismo tiempo, los rostros y las historias de la gente inocente que ha cerrado trágicamente sus ojos a este mundo", pero el obispo les señaló que la muerte no es el final del camino.
Expresó su enorme tristeza por el trágico accidente en Mazapil, en el primer día del novenario a Nuestro Padre Jesús.
Indicó que "en la hora de la prueba, la fe nos ilumina", el cristiano sabe que siempre habrá sufrimiento, pero que le puede dar sentido, puede convertirlo en acto de amor, entrega confiada en las manos de Dios.
Explicó que Dios no nos abandona en el sufrimiento y de esta forma puede constituir una etapa de crecimiento en la fe y en el amor.
La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche y esto basta para caminar. El sufrimiento nos recuerda que el servicio de la fe al bien común es siempre un servicio de esperanza.
"En la unidad con la fe y la caridad, la esperanza nos proyecta hacia un futuro cierto". El Señor les conceda fortaleza a todos
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