LA HABANA, Cuba, (OEM-EFE y Notimex).- Ni el sueño, ni el cansancio ni el intenso calor que apretó en La Habana desde primeras horas del día evitó que una multitud escuchara en riguroso silencio, con atención y con visible emoción algunos, la misa que Francisco ofició hoy en la emblemática Plaza de la Revolución.
Personas de todas las edades y procedencias -desde otras provincias de Cuba hasta Puerto Rico, México o Florida- se congregaron en el lugar, donde Francisco, flanqueado por la efigie del guerrillero Ernesto Che Guevara, argentino como él, y el prócer independentista cubano José Martí, ofreció su primera misa en la isla.
En la madrugada, con la noche todavía cerrada, empezaron a llegar a la plaza los primeros grupos, que no dudaron en tumbarse en el suelo y recuperar horas de sueño hasta la llegada de Francisco.
Jaqueline Pérez fue la coordinadora de un grupo de cerca de un centenar de personas que acudió a la misa procedente de la provincia occidental de Pinar del Río, desde donde salieron en la medianoche y llegaron a la plaza suficientemente temprano para tener un buen sitio desde el que escuchar el mensaje de "paz y unión entre los pueblos" de Francisco, "Misionero de la Misericordia" en este viaje.
Acuden grupos católicos yanquis
Especialmente feliz de tener a Francisco en Cuba estaba Cecilia, una argentina que vive en la isla desde principios de año y que tomó la primera comunión en su país de la mano del entonces sacerdote Jorge Bergoglio, convertido ahora en un "Papa distinto y especial".
Signo de esos nuevos tiempos, entre los invitados a la misa se encontraban miembros del World Meeting of Families, grupos católicos de ciudades estadounidenses que se reunirán en Filadelfia la próxima semana, coincidiendo con la visita del Papa a ese país, y entre los que estaba hoy en La Habana, Teresa Person, de Florida, quien vio cumplido "un sueño de toda la vida, que fue maravilloso".
La alegría, los cánticos y los vítores al Papa durante su recorrido, mientras ondeaban cientos de banderas de Cuba y del Vaticano, se transformó rápidamente en un silencio sepulcral en el momento en que el Pontífice puso un pie en el altar, para escuchar las palabras de Francisco que comenzaron puntuales a las 9:00 hora local.
"Esperamos escuchar un mensaje que hable de la misericordia, la paz, sobre todo el perdón, la alegría y la perseverancia", dijo Fernanda, una mexicana que viajó a Cuba para la ocasión.
Un grupo de tres disidentes cubanos fue detenido por las fuerzas de seguridad mientras trataban de acercarse al papamóvil de Francisco antes de la misa multitudinaria.
Justo cuando el vehículo circulaba por la Avenida Paseo, aparecieron tres jóvenes con playeras blancas que se dirigieron hacia el líder católico, pero fueron interceptados
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