Patricia Carrasco; Foto: Ignacio Huitzil
Desde la Catedral Metropolitana se elevó una oración y el responso por las 6,000 a 20,000 personas que fallecieron durante los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México, "escucha nuestras súplicas para que a 30 años de los sismos de 1985, Dios tenga misericordia y nos cubra con su protección". También se pidió por los ocho turistas mexicanos fallecidos en Egipto, para que el Señor les conceda gozar del reino eterno, que a todos los caídos, el Creador les dé el descanso eterno.
Se oró por el Papa Francisco, peregrino y misionero en Cuba y Estados Unidos, para que su viaje apostólico rinda frutos abundantes; también se rezó por los organismos internacionales que colaboraron hace 30 años, en la reconstrucción de la Ciudad de México, devastada tras los sismos de septiembre de 1985, para que sigan trabajando por el bienestar de los pueblos.
Por los niños y las niñas para que bajo nuestro cuidado crezca en sabiduría, prudencia y gracias a los ojos de Dios; por todos aquellos que simulan, engañan y obligan a los niños a cometer actos en contra de su dignidad y en menoscabo de su persona, para que Dios les conceda el arrepentimiento sincero y el perdón de sus pecados.
Así como por los locatarios y comerciantes del mercado de La Merced, Sonora y Jamaica, que en estos días festejan su aniversario, para que observando en sus compras y ventas la justicia y la caridad contribuyan al bien común y al progreso de sus comunidades y familias.
En su homilía, el Cardenal Norberto Rivera convocó a "defender y proteger al niño desde el kilómetro cero de su concepción, luchando contra la cultura de la muerte en sus expresiones más variadas".
Agregó: "la Iglesia debe ejercer el ministerio profético denunciando toda violación contra los niños nacidos y no nacidos. Niños de la calle, que deambulan día y noche sin hogar ni futuro. Niños sin familia, sin amor, sin acceso a la educación, es decir, niños en extrema miseria física y moral, muchas veces consecuencia de la desintegración familiar".
Lamentó el aberrante comercio de niños y niñas, tráfico de órganos y hasta niños utilizados para cultos satánicos. Niños explotados laboralmente en condiciones infrahumanas. Niños víctimas del despliegue masivo de iniciación a las drogas. Niños indefensos ante la exaltación de la violencia, el erotismo y el materialismo de la sociedad de consumo.
El jerarca católico refirió que mientras estas lacras manchen nuestra civilización, no podemos estar con los brazos cruzados y con la conciencia tranquila. Los cristianos tenemos que acercarnos a Jesús, que en el evangelio de hoy y en diversas ocasiones se muestra tan amante de los niños, para inspirarnos en su ejemplo y magisterio.
Reconoció que si bien se ha avanzado en el aprecio de la niñez por parte de la sociedad, como lo deja claro el haber llegado a la "Declaración universal de los derechos del niño", firmada por la mayoría de los países, "por desgracia", esta declaración muchas veces se queda en el papel, mientras el niño sigue siendo víctima de la sociedad adulta.
"Niños explotados laboralmente en condiciones infrahumanas. Niños víctimas del despliegue masivo de iniciación a las drogas. Niños indefensos ante la exaltación de la violencia, el erotismo y el materialismo de la sociedad de consumo".
Los cristianos tenemos que acercarnos a Jesús, que en el evangelio de hoy y en diversas ocasiones se muestra tan amante de los niños, para inspirarnos en su ejemplo y magisterio.
En este mismo contexto, San Mateo nos transmite otra frase más fuerte y exigente: "si no cambian y si no se hacen como niños, ciertamente no van a entrar al Reino de los cielos".
"Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque de ellos es el Reino de los cielos". Una de las pocas veces que Jesús estalla en cólera se registra cuando piensa en el que escandaliza a los niños: "más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo echaran al mar"
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