Raúl Macías, Foto: Sergio Vázquez
La iglesia de la Colonia Buenavista quedó como mudo testigo de la ejecución de un hombre de 31 años de edad. Desde una moto que se le emparejó en Insurgentes Norte y Flores Magón, los sicarios le dispararon en varias ocasiones al automovilista y así acabaron con la vida del presunto policía, Gerardo Moreno Aguilar, el cual fue identificado a los pocos minutos por su esposa, ya que vivían a unas calles de donde mataron a su cónyuge.
Resulta ser extraño y que no hayan sido detenidos los sujetos que privaron de la vida a Gerardo, pues a un costado de donde se localiza la iglesia, también hay un agrupamiento de policías preventivos; ellos llegaron a pie a los pocos segundos de escuchar los disparos, y esto no les permitió poder ir tras de los homicidas, quienes presuntamente se dieron a la fuga por la Avenida de los Insurgentes, rumbo al norte.
Eran cerca de las 18:30 horas cuando se escucharon los disparos de arma de fuego; algunos vecinos de los edificios de Tlatelolco y trabajadores de las oficinas de la SEP que se localizan en la torre de Banobras se asomaron, por lo que se supo que eran dos sujetos quienes iban dándose a la fuga en una moto y que se dieron la vuelta en el retorno que se encuentra en el bajo puente de Flores Magón.
No se logró conocer si es que en ese momento en que se registró el crimen alguna señora fuera saliendo de la iglesia de San Miguel Arcángel. El cuerpo de la víctima quedó en el lado del piloto en el auto Beetle con placas de circulación G71-AEJ, y cerca del cual los peritos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), localizaron cuatro casquillos percutidos.
Con el fin de poder conocer el calibre del arma que se utilizó para quitarle la vida a Gerardo, los especialistas recogieron los casquillos percutidos para llevárselos a analizar, y saber si esa arma no se encuentra relacionada en otros ilícitos, porque al parecer los criminales son de la Colonia Atlampa, una de las más peligrosas de la Delegación Cuauhtémoc.
Aun cuando se encontraba en el interior del automóvil el ahora occiso, hasta ahí se presentó una mujer que aseguraba ser la esposa de la víctima, por lo que fue ella quien le brindó a las autoridades el nombre de su pareja, pero no se reveló lo que ella haya declarado ante el agente del ministerio público de la Coordinación Territorial CUH-1, quien abrió una carpeta de investigación por el delito de homicidio doloso.
La esposa de Gerardo no daba crédito a lo que observaba y es que era dramática la escena, y a decir de los paramédicos, al menos dos de los balazos se le incrustaron en la cabeza y los otros en el pecho
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