Patricia Carrasco
En esta época de separación jurídica entre Iglesia y Estado, los cristianos, lo mismo que otros grupos humanos, deben defender la libertad de expresión y manifestar abiertamente sus criterios y convicciones, los cuales deberán ser escuchados dentro del sistema democrático, como deben ser escuchadas las voces de aquellos que no creen en Cristo, afirmó el Cardenal Norberto Rivera Carrera, al tiempo que oró por aquellos que han sufrido por los ataques terroristas, como los ocurridos recientemente en Mali.
"Ya estamos en espera de la venida del Papa Francisco, quien, sin duda alguna iluminará las situaciones que vive nuestro México, pero sobre todo nos invitará, con su estilo tan atractivo, a que seamos testigos y heraldos de aquello que creemos y nos urgirá a que tomemos más en serio nuestro ser cristiano: discípulos y misioneros en nuestra patria y en nuestro continente".
En su homilía, el prelado recordó que Jesús afirmó: "mi reino no es de este mundo", no quiere decir que no deba vivirse en la Tierra, pues es en la Tierra a donde Él vino a proclamar la Buena Nueva, sino que no ha de implantarse ni defenderse como los regímenes terrenos desde el poder y la fuerza.
En clara alusión a los últimos acontecimientos que involucran a Francia y el Estado Islámico, durante su homilía dominical Rivera Carrera se refirió a la persecución religiosa sufrida por el pueblo judío.
"El reino de Cristo no se sustenta en la fuerza mundana, el conocimiento de Cristo Rey se asemeja a un régimen social de ese reino que inauguró Cristo hace miles de años", apuntó.
En la Catedral Metropolitana, Rivera señaló que San Juan para animar a la comunidad cristiana perseguida, anuncia la venida gloriosa de Cristo como rey escatológico que juzga al mundo. La breve presentación apocalíptica concluye con un oráculo en donde Dios mismo se presenta como el Alfa y la Omega, como principio y fin de todas las cosas, como "El que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso", en clara alusión a su dignidad regia.
También para los evangelios sinópticos el tema del Reino es central en la predicación de Jesús. San Juan casi no toca este tema durante la vida pública de Cristo, pero le da una especial rele
El reino de Cristo no es de origen terreno, le viene de lo alto, ni se sustenta en la fuerza o en el poder mundano, su realeza se realiza en el anuncio de la verdad, manifestando claramente la revelación de la bondad del Padre.
El conocimiento de Cristo Rey nos servirá para evitar la confusión de su reinado con cualquier régimen social, pero también nos ayudará a hacer conciencia de nuestra dignidad y de nuestros compromisos como miembros vivos de ese Reino que vino a inaugurar Cristo Jesús hace 2,000 años.
"Sí, yo soy rey, como tú lo dices... Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Sí, Jesús es Rey dando testimonio de la verdad encargada por el Padre: anunciando el evangelio a los hombres.
Sin duda alguna, todos nosotros queremos hacer conciencia de la elección amorosa que Cristo ha hecho a cada uno de nosotros para pertenecer a su Reino desde el día de nuestro bautismo.
En ese acto sacramental, punto de partida de toda vida cristiana, Cristo nos ha dicho a todos y a cada uno de sus discípulos: "no me has elegido tú a mí, yo soy el que te he elegido a ti, y te he destinado a que vayas y des fruto y tu fruto permanezca".
"En la Santa Iglesia, cada uno sostiene a los demás, y los demás lo sostienen a Él", de tal manera que el bien de todos se convierte en el bien de cada uno, y el bien de cada uno se convierte en el bien de todos", agregó.
La Iglesia, en esta Arquidiócesis de México, necesita que cada uno de ustedes tenga siempre viva la conciencia de ser miembros de la Iglesia a quienes Cristo les ha confiado, de manera individual e insustituible, una tarea que cada uno debe llevar a cabo para el bien de todos
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