LOS MOCHIS, Sinaloa.- La residencia del capo Joaquín Guzmán Loera El Chapo, fue acondicionada con una ruta de escape, ante cualquier eventualidad. Para ello, ordenó construir una puerta secreta con un sistema electromecánico en el vestidor de su recámara. La puerta, era uno de dos espejos verticales que se abría con solo accionar una palanca, la cual comunica a una escalera de seis escalones hacía abajo para tomar un pasadizo secreto de al menos unos 30 metros para comunocarse a la red de drenaje. Ahí, en el drenaje, la ruta de escape del líder del cartel de Sinaloa, se convirtió en dos, una que comunica hacia el canal y la otra -la que tomó para intentar huir-, que va de manera subterránea por la calle de Jiquilpan de poniente a oriente.
A 72 horas de que los sicarios de El Chapo agredieran a nalazos a elementos del grupo Elito de la Secretaría de Marina al ingresar para detener al narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, aún huele a muerte, pues aun están los charchos de sangre de los lugartenientes del Chapo que cayeron abatidos durante el tiroteo y acción precisa de los marinos que concluyó con la recaptura del capo que se convirtiera en el hombre más peligroso y buscado del mundo tras su segunda fuga por un túnel del penal del Altiplano en el Estado de México.
Desde la entrada de la residencia donde se ocultaba Guzmán Loera, se observa evidencias de violencia. Sangre, orificios de potentes armas de fuego que fueron accionadas durante el enfrentamiento.
Lo que es la sala, la cocina y una estancia de la panta baja, así como el cuarto de lavado, se encuentran en completo desorden. En las paredes y el techo, se aprecian aún orificios de los disparos de fisiles de aslto que fueron accionadas al ingresar los elementos de la Marina, los cuales fueron recibidos a balazos.
Hacia el costado derecho de la planta baja de la casa, está la habitación principal; esta, es la que era utilizada por el narcotraficante y líder del cártel de Sinaloa El Chapo. En esta se aprecian dos pinturas sin autor; una cama Quinsay y una plasma de 40 pulgadas. Entrando hacia la izquierda, está la puerta que comunica a lo que era el vestidor de Joaquín Guzmán Loera.
Este, es de tres por tres metros cuadrados con paredes de fina, tallada y embarinaza madera. Entrando de frente; en la esquina de lado izquierdo, había dos espejos verticales en escuadra. Uno de éstos, era la puerta secreta, construida de metal con un sistema electromecánico para abrirse.
El espejo principal del vestidor era en realidad una puerta que permitía ir al túnel que Joaquín El Chapo Guzmán mandó construir. De esta dependía su vida y su libertad. Tan discreta que se tardaron en descubrirla y encontrar el mecanismo secreto para abrirla.
Guzmán dormía en su recámara de la planta baja cuando el cuerpo de élite de la Secretaría de Marina ingresó en el domicilio de Bulevar Jiquilpan y Río Quelite, fraccionamiento Las Palmas en el operativo Cisne Negro, denominado así como metáfora de un evento sorpresivo y de alto impacto.
Escondida en uno de los focos del techo del vestidor hay una palanca; hay que jalarla y recargarse en el espejo, que en realidad es una puerta, para que esta se abra. Una escalera de metal de seis peldaños conduce al túnel de unos 20 metros de longitud, 1.80 de alto y uno de ancho.
El pasadizo secreto que mandó construir Joaquín Guzmán Loera, está iluminado y da hacia el drenaje que corre sobre Bulevar Jiquilpan. Techo y piso de cemento, madera en las paredes.
El pasadizo de escape del Chapo, contaba con una bomba de extracción de agua para evitar inundaciones. Después de recorrer el túnel, El Chapo podía haberse ido hacia la derecha de la red pluvial para salir por la boca del canal, en el cruce con avenida Antonio Rosales, donde según testigos escaparon algunos gatilleros.
Sin embargo el líder del cártel de Sinaloa, se fue a la izquierda acompañado por Orso Iván Gastélum, El Cholo Iván, su hombre de mayor confianza y jefe operativo del cártel de Sinaloa, quien custodió a su "jefe" hasta el último momento, en el que ambos fueron detenidos.
Ambos esperaron los movimientos del personal naval hasta que salieron por la alcantarilla que se localiza en el camellón de Jiquilpan y Bulevar Francisco Agraz, donde robaron un automóvil.
En la casa que sirvió como último refugio del narcotraficante están las huellas de la batalla entre marinos y sicarios. En el piso y paredes hay boquetes de los disparos, rastros de estallidos de granada y sangre seca.
El inmueble tiene dos niveles y no es lujoso. En la planta baja se encuentran la sala de piel color café, comedor y cocina. Hay latas bebidas, botellas de agua, comida, pan para hot dogs, harina, chiles, leche, cobijas.
Una pantalla de televisión empotada en la pared y tirado en el piso el número 1002 que corresponde a la vivienda; en el lugar donde estaba el refrigerador hay un pequeño boquete.
Las ventanas de la casa están cubiertas con cortinas de piel. Abajo está la habitación de Guzmán que tiene cama King Zise, y otra individual. A un lado está el vestíbulo donde se colocó el mecanismo para llegar hasta el túnel.
En el segundo nivel de la casa, hay tres recámaras con baño; en dos de estas, hay ropa interior de mujer. Todas en desordenado. En la primera recámara que está subiendo la escalera, tabién está en desorden y ahí, había ropa camuflagiada tipo militar.
En otra de éstas habitaciones -todas en completo desorden-, y, sobre una cama, se encuentran objetos y ropa femenina, así como un periódico y varios DVD de la serie del narcotráfico, La Reyna del Sur, que protaginiza la actriz mexicana, Kate del Castillo.
Durante el operación de la Marina hubo seis personas detenidas, entre ellas dos mujeres, supuestamente las cocineras y cuatro sicarios de Joaquín Guzmán Loera.
Así, mediante meses de labores de inteligencia y tras un operativo eficaz, el grupo de élite de la Secretaría de Marina Armada de México, se logró capturar por tercera ocasión al líder del cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera El Chapo.
Lo que fuera su último escondite de El Chapo, sigue fuertemente custodiado por elementos de la Secretaría de Marina Armada de México, en tanto que peritos, agentes de la Policía Federal y ministeriales de la Procuraduría de la República, continúan con las labores de investigación en busca de evidencias.
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La residencia de El Chapo con puerta secreta y ruta de escape subterráneo, aun huele a muerte.
martes, 12 de enero de 20160 comentarios
Noel F. Alvarado.
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