Ciudad Juárez, Chih, El Papa Francisco agradeció aquí la "cálida hospitalidad" de que fue objeto durante su visita a México, así como el cariño, la fiesta y la esperanza que vivió junto a la "gran familia mexicana".
Dio gracias a los mexicanos por abrirle las puertas de sus vidas y de su nación, y destacó el trabajo de quienes hicieron posible su visita apostólica.
En un breve mensaje al término de la misa que encabezó en el sitio llamado El Chamizal junto a la línea fronteriza entre México y Estados Unidos, el Pontífice pidió cuidar a los niños.
"Amémoslos. Esos chicos son profetas del mañana, son signo de un nuevo amanecer". Subrayó al recordar como muchas mujeres levantaban a sus hijos a su paso por los caminos que recorrió en la Ciudad de México, Ecatepec, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Morelia y Ciudad Juárez, de donde saldrá de regreso a Roma en unos minutos.
"Les aseguro que por ahí en algún momento sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza", reconoció el líder de la Iglesia Católica, quien pidió que la Virgen de Guadalupe siga caminando por estas tierras, pues México no se entiende sin ella y porque siga ayudando a los mexicanos a ser misioneros y tes
"Muchas gracias por esta cálida hospitalidad mexicana", insistió el Papa, quien citó el poema Hermandad del escritor Octavio Paz
Durante su homilía en El Chamizal de Ciudad Juárez, también conocido como Antiguo Paso del Norte, el Papa proclamó: "¡no más muerte ni explotación!" y sentenció que los migrantes padecen terribles injusticias, son esclavizados, secuestrados, extorsionados y al final de cuentas son fruto del negocio del tránsito humano.
Aquí, el calor típico del desierto no hizo mella en los congregados. Eran miles. Su Santidad fue real. La migración es una tragedia humana forzada por un fenómeno global.
En las exinstalaciones de la Feria en Ciudad Juárez. El Misionero de la Paz concluyó su visita pastoral por nuestro país. Reflexionó en que esta crisis no puede medirse en cifras, aunque se ha buscado medirla por nombres, historias o por familias, pero al final de cuentas son "hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado".
Las autoridades dicen que fueron más de 400,000 personas las que estuvieron en este recinto. Todas sentadas en el piso polvoriento, típico de Juárez.
El Vicario de Cristo enfatizó que frente a los vacíos legales, se tiende una
"No sólo sufren la pobreza sino por encima sufren estas formas de violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos, carne de cañón, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir del espiral de violencia", expresó.
Acompañado por el gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, y el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, entre otros funcionarios, Francisco se centró de nueva cuenta en los jóvenes, ya que son ellos los que padecen la injusticia que se radicaliza al padecer el infierno de las drogas y gritó: "¡y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrestado injustamente la vida!"
"Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar al otro lado. Un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano".
En su mensaje, centrado en Jonás y el mandato de Dios para llevar las nuevas a Ninive; le dijo al mundo que no puede negar que existe una crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos, "esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global".
Después de ver y saludar a miles de católicos que se dieron cita en las calles de Ciudad Juárez y de orar por los miles de migrantes que han muerto al intentar cruzar el Río Bravo frente a una cruz que simboliza a la familia, colocar unas flores blancas y bendecir a los que estaban del otro lado de la frontera; solicitó pedir a Dios el don de la Conversión, el don de las lágrimas, "pidamos tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro suficiente de tantos hombres y mujeres.
"¡No más muerte ni explotación! Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad. Siempre hay tiempo de implorar la misericordia del Padre. Como sucedió en el tiempo de Jonás, hoy también apostamos por la conversión; hay signos que se vuelvan luz en el camino y anuncio de salvación".
Desde un altar enorme en dimensiones y que fue creado por los arquitectos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, Francisco reconoció el trabajo de las organizaciones sociales en favor de los derechos humanos; de los migrantes, además del trabajo de hermanos y hermanas religiosas y religiosos y sacerdotes, de laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida.
"Asisten en
En esta ceremonia litúrgica, que fue binacional ya que del otro lado de la frontera en El Paso, Texas; el Misionero de la Paz pidió convertirse, es tiempo de la salvación y de la misericordia, de la purificación de los pecados y tener un corazón puro para tener un nuevo espíritu
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