CIUDAD JUÁREZ, Chih., (OEM-Informex).- El Papa Francisco llegó al Centro de Reinserción Social número 3. Saludó a todos. Y como cualquier condenado a la
Fue más allá: "ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve asilando, apartando, encarcelando, sacándanos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas".
Después de inaugurar la capilla "Jesús El Salvador", develar las placas inaugurales y de reunirse con reos y empleados de este penal de maanera privada, se escuchó un popurrí de canciones argen
Su Santidad mencionó que hasta el día hoy no se ha olvidado de concentrarse en lo que realmente debe ser una preocupación: la vida de las personas, sus vidas, las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia.
Todos los reos, esos que son que son cautivos por sus delitos y pecados, estaban ahí. Sentados. Algunos con sus familias, el Vicario de Cristo comentó que la misericordia divina recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos como sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que "han provocado una cultura de descarte".
Además, dijo que las cárceles son un síntoma de la cultura que ha dejado de apostar por la vida, de una sociedad que ha abandonado a sus hijos. Ante esto, remarcó que la misericordia recuerda que la reinserción no comienza "acá en estas paredes; sino que comienza antes, comienza afuera, en las calles de la ciudad".
"La reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social; es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones de barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social".
Acompañado por 700 reos, entre las que destacaron 110 mujeres, pero en donde también estaban políticos; pugnó por un nuevo sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social.
Al cumplir con lo dicho por Cristo de llevar las nuevas a los pobres y oprimidos, Francisco manifestó que a veces pareciera que las cárceles se proponen a incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud.
Con el corrido "Francisco" cuando llegó, dijo que el problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las cosas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social.
"La preocupación de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo o los presos era expresar las entrañas de la misericordia del Padre, que se vuelve imperativo moral para toda la sociedad que desea tener las condiciones necesarias para una mejor convivencia. En la capacidad que tenga una sociedad de incluir a sus pobres, sus enfermos o sus presos está la posibilidad de que ellos puedan sanar sus heridas y ser constructores de una buena convivencia".
Condenados por asesinatos, narcotráfico, feminicidios a todos los abrazó. Hombres y mujeres. Ahí, el Sumo Pontífice puntualizó que celebrar el Jubileo de la misericordia con ellos, es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer, sino aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes, al tiempo de invitarlos a levantar la cabeza y a trabajar para ganar ese espacio de libertad anhelado.
De frente reflexionó que no se puede volver atrás, ya que lo realizado, realizado está; pero eso no quiere decir que no haya posibilidad de escribir una nueva historia.
"Han conocido la fuerza del dolor y del pecado, no se olviden que también tienen a su alcance la fuerza del resurrección, la fuerza de la misericordia divina que hace nuevas todas las cosas. Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que generan más exclusión".
Les pidió hablar con sus familias para que les cuenten la experiencia y ayudar a frenar el círculo de violencia y la exclusión, ya que quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir "experimentó el infierno", puede volverse un profeta en la sociedad, por lo que les convocó a "trabajar para que esta sociedad que usa y
cobrando víctimas".
Al finalizar su mensaje agradeció alentó a los trabajadores del centro penitenciario y a quienes realizan labor de asistencia y oraron por un momento para reflexionar y pedir a Dios por su misericordia
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