* Lo tenemos que platicar en familia, aprovechando los momentos especiales en que tendremos contacto con él a través de la televisión, la radio y las redes sociales.
El Papa Francisco no es ni cualquier personaje famoso ni tan sólo una persona con mucho carisma para nosotros por hablar nuestro idioma, por ser latinoamericano o por transmitir lo que cree y siente de una manera muy clara. El Papa Francisco es mucho más que todo eso.
El Papa Francisco es el representante de Cristo en la Tierra.
Por eso tenemos que estar muy atentos a lo que nos viene a decir en palabras muy nuestras, que, por lo tanto, todos entendemos. Lo tenemos que platicar en familia, aprovechando los momentos especiales en que tendremos contacto con él a través de la televisión, la radio y las redes sociales. Y si somos muy suertudos lo podremos ver muy de cerca al tenerlo en nuestro país.
Por ejemplo, aprovechar el momento para:
• Platicar sobre su vida personal. Hay muchas anécdotas sobre este tema y muy buenos libros para consultar. Descubriremos que es un hombre normal, pero que la gracia de Dios lo ha tocado y él se ha dejado llevar. Es, por así decirlo, como leer un poco de esas vidas ejemplares que son inspiración para todos.
• Hablar de su vocación y de lo que ha hecho a lo largo de su vida como católico. Tiene una carrera profesional, pero lo más importante es que ha sido dócil a lo que Dios Nuestro Señor le ha ido pidiendo.
• Investigar cosas interesantes de su vida: su Bautismo, su Primera Comunión, sus recuerdos de infancia en los que le transmitieron en familia la fe. Así entenderemos que la fe se transmite con el ejemplo, como lo vivió Papa Francisco con sus padres y abuelos. Seguro que lo podemos encontrar en internet, y el que lo encuentre primero se lo tiene que contar a los demás.
• Ponernos de acuerdo para llevar a la práctica algo de lo que nos va a pedir, que va a ser mucho, porque va a visitar a los presos, a las personas marginadas, a los niños enfermos, a las familias, a los sacerdotes y religiosos, dándoles seguramente su mensaje de Misericordia.
• Comentar todos los días algo de lo que haya dicho o hecho el Papa en las diócesis que visitará. Es necesario hacerlo de manera espontánea y que toda la familia tenga la oportunidad de asentir o disentir. Todo sirve para enriquecer nuestra fe, pues si hay algo en lo que estemos o no de acuerdo, hay que documentarlo para defender nuestro punto de vista.
• Realizar en familia una visita a la Basílica de Guadalupe, o a cualquier otro santuario mariano o iglesia donde esté abierta la Puerta Santa, invitando a parientes, amigos, vecinos, compañeros de escuela o de trabajo, a modo de peregrinación, como el Papa Francisco lo hará. Así aprovecharemos también el llamado que nos hace a vivir el Año Santo de la Misericordia.
• Buscar en el Catecismo de la Iglesia Católica todo lo relacionado con el Papa, la jerarquía, la colegialidad de la Iglesia y lo que su misión implica. ¡Es muy fácil!
• Dibujar los ornamentos que el Papa usa cotidianamente, por ejemplo el báculo, la mitra, el solideo, el anillo, poniendo el nombre y el significado de cada uno. Así muy probablemente aprenderemos algo junto con nuestros hijos.
• Rezar por el Papa Francisco y por los miembros de la Iglesia para que todos y cada uno cumplamos con lo que Cristo espera de nosotros: ser santos, ayudando a nuestros hermanos a serlo también.
Todo esto nos ayudará a aprovechar su visita. Como dice Benedicto XVI, "Así pues, mediante la sucesión apostólica es Cristo quien llega a nosotros: en la palabra de los Apóstoles y de sus sucesores es Él quien nos habla; en la mirada de ellos, es su mirada la que nos envuelve y nos hace sentirnos amados, acogidos en el corazón de Dios".
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