Patricia Carrasco
En el Jueves Santo, el cardenal Norberto Rivera Carrera pidió a los fieles creyentes servir a quien tienen necesidad y sufren; además llamó a la sociedad a ser solidaria para dignificar la vida de los más necesitados y dijo que todos debemos dar muestras de que seguimos la palabra de Cristo y eso se debe dar a través de la solidaridad.
En la solemne celebración religiosa, se elevó una oración por los más de 30 fallecidos y 300 heridos en los atentados terroristas en Bruselas, Bélgica. Y se condenó la violencia.
El arzobispo primado de México lavó los pies a 12 estudiantes del curso introductorio del seminario conciliar de México.
En ese acto solemne de servicio y humildad, el prelado tomó una toalla y una bandeja con agua y lava los pies a 12 "apóstoles", reviviendo el mismo gesto de purificación, salvación y servicio que Jesús tuvo con sus discípulos en la Última Cena.
Recordó que el Jueves Santo se realiza un memorial de la Última Cena de Jesús con sus apóstoles. "Esa noche, nuestro Señor instituyó la eucaristía (el Jueves Santo la renovamos) y el sacerdocio; también recordamos que durante la Última Cena, Jesús se fue al Huerto de los Olivos, donde pasó toda la noche orando hasta que llegaron a aprehenderlo".
En la misa de la Cena del Señor, celebrada en la Catedral de México, el arzobispo de México recordó que la eucaristía no es sólo presencia de Jesús-palabra que ilumina nuestra mente y nuestro corazón, también es alimento que nos da vida y nos fortalece.
"Nos invita a recordar la presencia máxima de Jesús entre nosotros: la Eucarística: invisible, pero real; misteriosa, pero personal. Presencia del mismo Jesús que paseó su humanidad por la Palestina de hace 2000 años y que perpetúa en una eternidad siempre actual.
La Iglesia considera tan importante esta presencia sacramental de Jesús entre nosotros que no sólo hoy, Jueves Santo, sino también el Jueves del Corpus Christi y todos los domingos del año, los consagra especialmente para celebrar este misterio de nuestra fe, que es el supremo bien que tiene porque contiene a Cristo mismo, nuestra Pascua y pan vivo, que con su carne da la vida al mundo.
"Hagan esto en memoria mía". Jesús nos manda, no por egoísmo, sino por altruismo, que nos acordemos de él. Quiere que nos reunamos con frecuencia alrededor de su presencia eucarística para recordar juntos su vida y sus palabras.
El prelado recordó que por ello la Iglesia, haciéndose eco de la voluntad de Jesús, "nos pide congregarnos al menos cada domingo, día del Señor, para repasar la vida y escuchar la doctrina de nuestro maestro Cristo Jesús".
Pero la eucaristía no es sólo presencia de Jesús-palabra que ilumina nuestra mente y nuestro corazón, también es alimento que nos da vida y nos fortalece: "mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida".
"Quien coma de este pan vivirá para siempre y yo lo resucitaré en el último día". Sin embargo, cuántos cristianos, que no rechazarían la invitación a comer con un familiar o amigo, se hacen sordos a la voz de Jesús que permanentemente nos está invitando a comer su cuerpo y a beber su sangre.
"Por eso hay muchos débiles y enfermos entre ustedes", nos diría San Pablo. El altar es la mesa familiar de los cristianos: "todos comemos el mismo Pan, todos bebemos el mismo cáliz".
Así nos recuerda la dimensión social de esta comunión comunitaria, el apóstol de los pecados. Caer en la cuenta del sentido redentor y liberador de la eucaristía es caer de rodillas por el sentimiento de gratitud. "Cada vez que comemos de este pan y bebemos de éste cáliz, anunciamos tu muerte Señor, hasta que vuelvas".
Por eso, la Iglesia celebra hoy, el día del amor, pero del amor efectivo, hasta lavar los pies a los hermanos. Sería un engaño creer que podemos entrar en comunión íntima con Cristo, si no aceptamos de hecho la comunión de caridad con aquellos que el Señor ha puesto cerca de nuestra vida, si no sabemos lavar los pies, es decir, si no sabemos servir a quien tiene necesidad y sufre, si no sabemos crear iniciativas de solidaridad fuertes y significativas que ayuden a dignificar la vida de los menos favorecidos
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