Por: Patricia Carrasco, Foto: Jaime Llera
La Pascua debe ser el paso de la esclavitud a la libertad; la liberación de las esclavitudes que padecemos (egoísmos y las rutinas), pero sobre todo la liberación del pecado, manifestó la Arquidiócesis de México.
En la celebración del lavatorio de pies a 12 seminaristas, los más aplicados, del Seminario Conciliar de México, recordando un acto similar que hizo Jesús con los apóstoles, en la Catedral Metropolitana, la Iglesia Católica invitó a los fieles a no quedarse en los ritos, sino la verdad de la Pascua de Cristo.
En la misa de la Cena del Señor se recordaron las palabras de Jesús: "les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a los otros. Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado".
La Iglesia Católica festejó ayer por la tarde la Cena del Señor. Luego se realizó la procesión con el Santísimo al Monumento, para colocar el Santísimo Sacramento cubierto, en el Altar de los Reyes. Posteriormente la Visita de las Siete Casas, tradición que se debe a que Jesús fue llevado a siete lugares antes de su crucifixión.
Después de la celebración de la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo por la tarde, las Hostias Consagradas se depositan en un lugar especial llamado "monumento", adornado para que los creyentes hagan oración de acción de gracias a Cristo presente en la Eucaristía.
Como todas las iglesias ponen este monumento, los creyentes visitan varios templos (siete, por lo general), no sólo para ver en cuál de ellos se ha adornado mejor el monumento, sino para obtener Indulgencia Plenaria.
La liturgia pide que, al terminar la Misa de la Cena del Señor, se traslade solemnemente la Eucaristía a un monumento bellamente adornado y se ponga dentro de una urna, cuya llave guarde celosamente el sacerdote.
Hasta las doce de la noche los fieles visitan al Santísimo así expuesto para manifestar su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
A las doce de la noche se desnudan los altares, se reserva el Santísimo en un lugar digno fuera del templo, se quitan todos los adornos y las flores, porque comienza el Viernes Santo y la Iglesia está desolada por la pasión de Cristo. Todo esto lo hace el sacerdote en total silencio, sin cantos ni oraciones.
Esa tradición se debe a que Jesús fue llevado a siete lugares antes de su crucifixión. El primero fue del Cenáculo al Monte de los Olivos; del Huerto de los Olivos a la Casa de Anás; de la Casa de Anás a la de Caifás; de la casa de Caifás al Pretorio de Pilato; de la Casa de Pilato ante el Rey Herodes; de Herodes a Pilato, y de la Casa de Pilato al Calvario.
En la última estación, Pilato se lavó las manos y mandó crucificar a Cristo. Para no perder su cargo, condenó al inocente haciendo caso a los injustos. Pidamos a Dios que no nos dejemos llevar por falsos que nos alejan de la justicia y la verdad.
Aquí se trata de seguir a Jesús en las diferentes estaciones de su pasión, que comenzó esta noche con la agonía en el huerto. En algunas parroquias de ambiente tradicional se acostumbra esta noche velar al Divino Preso, poniendo una imagen de Jesús en una cárcel ante la que hacen guardia orando toda la noche, ellos ya están celebrando el Viernes Santo.
Las personas no deben permanecer una hora en cada templo, sino que se deben organizar para que en la última iglesia puedan participar de la Hora Santa. Para obtener la Indulgencia a través de esta práctica se necesita estar en estado de gracia, haber comulgado y pedir por las intenciones y necesidades del Papa.
En la primera estación se recuerda que, el Jueves Santo por la noche, Nuestro Señor Jesucristo durante la Ultima Cena les enseñó el mandamiento de amor a sus discípulos lavando humildemente sus pies. También instituyó la Eucaristía (Santa Misa) consagrando el pan y el vino.
Después de haber cenado con sus discípulos salió del cenáculo (lugar de la cena) y se dirigió con sus apóstoles al monte de los Olivos para orar antes de ser entregado. Pidamos que el Señor nos ayude a hacer siempre oración en los momentos difíciles.
En la segunda estación, Judas el traidor, llevó a los soldados de los judíos para que apresaran a Cristo. Le saludó con un beso, porque esa era la señal para que los soldados pudieran capturarlo. Llevaron a Jesús a la casa de Anás, suegro del sumo sacerdote Caifás.
En la tercera estación, después que Anás interrogó a Jesús, consideró que debería llevarlo ante el sumo sacerdote Caifás, quien había dicho que convenía que Jesús muriera para que el pueblo se salvara.
En la cuarta estación Caifás llevó a Cristo ante Poncio Pilato que representaba al César, en aquella región, tratando de aprovecharse del poder de Pilato para conseguir lo que quería: matar a Jesús. Pidamos para que no utilicemos el poder en perjuicio de los demás.
En la quinta Pilato, sabiendo que Cristo pertenecía al territorio de Herodes, lo mandó con él, para librarse de su responsabilidad y poner así su responsabilidad en otra persona.
En la sexta estación Herodes no aceptó la responsabilidad que Pilato le enviaba, pero quiso ver a Jesús solo por curiosidad, para que hiciera algún milagro.
Cuando Herodes vio que Jesús no cumplía su capricho lo regresó con Pilato.
La Pascua debe ser el paso de la esclavitud a la libertad; la liberación de las esclavitudes que padecemos (egoísmos y las rutinas), pero sobre todo la liberación del pecado, manifestó la Arquidiócesis de México.
En la celebración del lavatorio de pies a 12 seminaristas, los más aplicados, del Seminario Conciliar de México, recordando un acto similar que hizo Jesús con los apóstoles, en la Catedral Metropolitana, la Iglesia Católica invitó a los fieles a no quedarse en los ritos, sino la verdad de la Pascua de Cristo.
En la misa de la Cena del Señor se recordaron las palabras de Jesús: "les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a los otros. Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado".
La Iglesia Católica festejó ayer por la tarde la Cena del Señor. Luego se realizó la procesión con el Santísimo al Monumento, para colocar el Santísimo Sacramento cubierto, en el Altar de los Reyes. Posteriormente la Visita de las Siete Casas, tradición que se debe a que Jesús fue llevado a siete lugares antes de su crucifixión.
Después de la celebración de la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo por la tarde, las Hostias Consagradas se depositan en un lugar especial llamado "monumento", adornado para que los creyentes hagan oración de acción de gracias a Cristo presente en la Eucaristía.
Como todas las iglesias ponen este monumento, los creyentes visitan varios templos (siete, por lo general), no sólo para ver en cuál de ellos se ha adornado mejor el monumento, sino para obtener Indulgencia Plenaria.
La liturgia pide que, al terminar la Misa de la Cena del Señor, se traslade solemnemente la Eucaristía a un monumento bellamente adornado y se ponga dentro de una urna, cuya llave guarde celosamente el sacerdote.
Hasta las doce de la noche los fieles visitan al Santísimo así expuesto para manifestar su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
A las doce de la noche se desnudan los altares, se reserva el Santísimo en un lugar digno fuera del templo, se quitan todos los adornos y las flores, porque comienza el Viernes Santo y la Iglesia está desolada por la pasión de Cristo. Todo esto lo hace el sacerdote en total silencio, sin cantos ni oraciones.
Esa tradición se debe a que Jesús fue llevado a siete lugares antes de su crucifixión. El primero fue del Cenáculo al Monte de los Olivos; del Huerto de los Olivos a la Casa de Anás; de la Casa de Anás a la de Caifás; de la casa de Caifás al Pretorio de Pilato; de la Casa de Pilato ante el Rey Herodes; de Herodes a Pilato, y de la Casa de Pilato al Calvario.
En la última estación, Pilato se lavó las manos y mandó crucificar a Cristo. Para no perder su cargo, condenó al inocente haciendo caso a los injustos. Pidamos a Dios que no nos dejemos llevar por falsos que nos alejan de la justicia y la verdad.
Aquí se trata de seguir a Jesús en las diferentes estaciones de su pasión, que comenzó esta noche con la agonía en el huerto. En algunas parroquias de ambiente tradicional se acostumbra esta noche velar al Divino Preso, poniendo una imagen de Jesús en una cárcel ante la que hacen guardia orando toda la noche, ellos ya están celebrando el Viernes Santo.
Las personas no deben permanecer una hora en cada templo, sino que se deben organizar para que en la última iglesia puedan participar de la Hora Santa. Para obtener la Indulgencia a través de esta práctica se necesita estar en estado de gracia, haber comulgado y pedir por las intenciones y necesidades del Papa.
En la primera estación se recuerda que, el Jueves Santo por la noche, Nuestro Señor Jesucristo durante la Ultima Cena les enseñó el mandamiento de amor a sus discípulos lavando humildemente sus pies. También instituyó la Eucaristía (Santa Misa) consagrando el pan y el vino.
Después de haber cenado con sus discípulos salió del cenáculo (lugar de la cena) y se dirigió con sus apóstoles al monte de los Olivos para orar antes de ser entregado. Pidamos que el Señor nos ayude a hacer siempre oración en los momentos difíciles.
En la segunda estación, Judas el traidor, llevó a los soldados de los judíos para que apresaran a Cristo. Le saludó con un beso, porque esa era la señal para que los soldados pudieran capturarlo. Llevaron a Jesús a la casa de Anás, suegro del sumo sacerdote Caifás.
En la tercera estación, después que Anás interrogó a Jesús, consideró que debería llevarlo ante el sumo sacerdote Caifás, quien había dicho que convenía que Jesús muriera para que el pueblo se salvara.
En la cuarta estación Caifás llevó a Cristo ante Poncio Pilato que representaba al César, en aquella región, tratando de aprovecharse del poder de Pilato para conseguir lo que quería: matar a Jesús. Pidamos para que no utilicemos el poder en perjuicio de los demás.
En la quinta Pilato, sabiendo que Cristo pertenecía al territorio de Herodes, lo mandó con él, para librarse de su responsabilidad y poner así su responsabilidad en otra persona.
En la sexta estación Herodes no aceptó la responsabilidad que Pilato le enviaba, pero quiso ver a Jesús solo por curiosidad, para que hiciera algún milagro.
Cuando Herodes vio que Jesús no cumplía su capricho lo regresó con Pilato.
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