La violencia en la Ciudad de México y a las afueras de la Cámara de Diputados, fueron un atentado a las personas e instituciones

Noel F. Alvarado.

 

Los hechos violentos registrados ayer en esta ciudad de México -tras la toma de protesta del Presidente Enrique Peña Nieto-, fueron un atentado dirigido no sólo contra las personas sino contra las instituciones nacionales. "Es un atentado contra todo, contra la Ciudad, contra la gente, contra los establecimientos, contra todo. Esta es una situación totalmente dirigida ¡Por Dios Santo! Dirigida", aseguró el subsecretario de Planeación y Protección Institucional de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Manuel Mondragón y Kalb.

"Que la gente se convenza que estos no son los caminos", afirmó.

Entrevistado antes de participar en la firma del Pacto por México, el funcionario federal, recordó que los disturbios de ayer dejaron entre 10 y 12 policías federales lesionados, dijo que se investiga a fondeo los sucesos.

Y, de manera textual, abundó: "vamos a investigar y ya estamos investigando. Esto que pasó es algo inaudito que fue injusto para los policías, que fueron lastimados y lesionados. Tenemos 10 o 12 policías federales con quemaduras de segundo y tercer grado, con fracturas de nariz y de miembros, cuando solo estaban cumpliendo con su deber", apuntó.

El encargado de la oficina de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, consideró que los hechos registrados en la Capital del País fueron un desbordamiento injusto e inapropiado que ni siquiera cumplió con su objetivo, que era denostar la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República.

Fue injusto –dijo-, para la ciudadanía, para las instituciones, para la Ciudad y para los dueños de los establecimientos que no tenían ninguna culpa. El funcionario informó que se mantuvo en contacto con las autoridades del Distrito Federal, y adelantó que por instrucciones de Peña Nieto todas las acciones bajo su cargo serán desarrolladas bajo un clima de tolerancia.

"Manuel Mondragón y Kalb, agregó que se va a hacer todo lo posible para que dentro de una tolerancia adecuada y un diálogo idóneo las cosas no lleguen a estos niveles.