Por: Raúl Macías
Una mañana de contrastes entre niños que recibieron regalo de Reyes y los que no; pero en la mayoría había una sonrisa. Con la inocencia de la niñez, algunos pequeños jugaban y trabajaban entre los autos, con su vendimia o de limpiaparabrisas y otros andaban en las calles o parques de su colonia; todo fue diversión y ya hoy a la escuela llevarán sus juguetes que les dejaron Melchor, Gaspar y Baltasar.
Patines, bicicletas y muñecas fueron lo más recurrente, y niños de escasos recursos si al caso recibieron un cochecito de plástico o madera, porque no alcanzó para más. En los hogares, los más afortunados se entretenían con sus consolas de videojuegos o sus tabletas, y aunque ayer fueron muchos los contrastes, pero la sonrisa de los niños fue el común denominador del Día de Reyes.
Las risas de los pequeños que recibieron la visita de los magos de Oriente se escucharon en todas partes; corrían y corrían, algunos acompañados por sus padres porque era la primera vez que manejaban una bicicleta, y aunque se cayeron en varias ocasiones esto no fue un impedimento para que siguieran, porque los raspones hasta les causaban risa.
Pero la otra cara de la moneda fue la tristeza de muchos niños que se limitaron a soñar que eran ellos los que pedaleaban, que ellos andaban en los patines, o que ellas peinaban, vestían y paseaban a las muñecas; fue un sueño, su sueño del que tuvieron que despertar cuando sus padres les hablaron para que siguieran con la venta de los chicles o limpiando parabrisas.
Y al término de estar jugando en los parques o jardines, vino otro de los gustos de los niños que no se cansaban. No podían dejar pasar de largo el acudir a comprar un helado, porque aunque la tarde no estuvo muy calurosa, los chiquitines decidieron comer helado, y ya por la tarde en casa se pusieron a jugar con los videojuegos que los Reyes les dejaron en su casa.
Caso contrario al de los que no tuvieron la visita de los magos; ellos terminaron cansados su día y al llegar a su vivienda comieron algo para posteriormente irse a la cama a dormir, y así, quienes hoy tuvieron que ir a la escuela llevarán una desventaja: no tendrán nada qué presumir a los amigos, porque su miseria no se los permite, y de este modo, al ver jugar a sus compañeros, regresarán a sus sueños.
Una mañana de contrastes entre niños que recibieron regalo de Reyes y los que no; pero en la mayoría había una sonrisa. Con la inocencia de la niñez, algunos pequeños jugaban y trabajaban entre los autos, con su vendimia o de limpiaparabrisas y otros andaban en las calles o parques de su colonia; todo fue diversión y ya hoy a la escuela llevarán sus juguetes que les dejaron Melchor, Gaspar y Baltasar.
Las risas de los pequeños que recibieron la visita de los magos de Oriente se escucharon en todas partes; corrían y corrían, algunos acompañados por sus padres porque era la primera vez que manejaban una bicicleta, y aunque se cayeron en varias ocasiones esto no fue un impedimento para que siguieran, porque los raspones hasta les causaban risa.
Pero la otra cara de la moneda fue la tristeza de muchos niños que se limitaron a soñar que eran ellos los que pedaleaban, que ellos andaban en los patines, o que ellas peinaban, vestían y paseaban a las muñecas; fue un sueño, su sueño del que tuvieron que despertar cuando sus padres les hablaron para que siguieran con la venta de los chicles o limpiando parabrisas.
Y al término de estar jugando en los parques o jardines, vino otro de los gustos de los niños que no se cansaban. No podían dejar pasar de largo el acudir a comprar un helado, porque aunque la tarde no estuvo muy calurosa, los chiquitines decidieron comer helado, y ya por la tarde en casa se pusieron a jugar con los videojuegos que los Reyes les dejaron en su casa.
Caso contrario al de los que no tuvieron la visita de los magos; ellos terminaron cansados su día y al llegar a su vivienda comieron algo para posteriormente irse a la cama a dormir, y así, quienes hoy tuvieron que ir a la escuela llevarán una desventaja: no tendrán nada qué presumir a los amigos, porque su miseria no se los permite, y de este modo, al ver jugar a sus compañeros, regresarán a sus sueños.
Publicar un comentario