Raúl Macías, Enviado
ZAMORA, Mich.- "Nos fuimos todos, por fin", se leía en una de las paredes del albergue "La Gran Familia", donde risas y llantos ya no se escuchan, pues ayer fueron sacados de este lugar los últimos 150 niños y niñas que permanecían en espera de poder encontrarles un sitio en dónde vivir; en dónde estar los de las manos que en vez de ternura las recorrían para cometer una de las más grandes bajezas: el abuso sexual; la violencia contra el indefenso, el "asesinato" de la infancia, dejando como hirientes llagas el dolor corporal; pero también el más fuerte, el del alma.
Zapatos, ropa de hombres y mujeres han quedado en el piso, sobre viejas literas que eran compartidas por quienes inhumanamente dependían de esa "ayuda" que durante muchos años se hizo creer a las autoridades les daban a esos seres que en su momento fueron abandonados por sus progenitores.
Se fueron ellos, ya para siempre, pero en cada una de esas paredes dejaron valiosos años de su vida, ahora el recuerdo lo llevan en el alma y en la piel.
"El Pinocho" guarda el recuerdo de dos niños que hace un par de días fueron rescatados de ahí por elementos de la Procuraduría General de la República (PGR).
Aún recuerdan ellos la tristeza que les dio cuando encontraron a estas personas amarradas, en medio de la suciedad, porque los baños: los baños eran sólo de nombre, todo era insalubridad, y ahora ese lugar es custodiado por policías estatales y de la Policía Federal.
El albergue "La Gran Familia", desde días antes se ha convertido para los habitantes de Zamora, así como de quienes vienen de otros estados, en el sitio del morbo, en donde se estacionan se bajan y se toman la foto pa'l feis; mientras que adentro queda el olor a llanto, a robo de inocencia, a tristeza, a amargura, a todo, porque el olor es fétido, y no concibe uno, cómo se les permitió estar en esas condiciones.
ZAMORA, Mich.- "Nos fuimos todos, por fin", se leía en una de las paredes del albergue "La Gran Familia", donde risas y llantos ya no se escuchan, pues ayer fueron sacados de este lugar los últimos 150 niños y niñas que permanecían en espera de poder encontrarles un sitio en dónde vivir; en dónde estar los de las manos que en vez de ternura las recorrían para cometer una de las más grandes bajezas: el abuso sexual; la violencia contra el indefenso, el "asesinato" de la infancia, dejando como hirientes llagas el dolor corporal; pero también el más fuerte, el del alma.
Zapatos, ropa de hombres y mujeres han quedado en el piso, sobre viejas literas que eran compartidas por quienes inhumanamente dependían de esa "ayuda" que durante muchos años se hizo creer a las autoridades les daban a esos seres que en su momento fueron abandonados por sus progenitores.
"El Pinocho" guarda el recuerdo de dos niños que hace un par de días fueron rescatados de ahí por elementos de la Procuraduría General de la República (PGR).
Aún recuerdan ellos la tristeza que les dio cuando encontraron a estas personas amarradas, en medio de la suciedad, porque los baños: los baños eran sólo de nombre, todo era insalubridad, y ahora ese lugar es custodiado por policías estatales y de la Policía Federal.
El albergue "La Gran Familia", desde días antes se ha convertido para los habitantes de Zamora, así como de quienes vienen de otros estados, en el sitio del morbo, en donde se estacionan se bajan y se toman la foto pa'l feis; mientras que adentro queda el olor a llanto, a robo de inocencia, a tristeza, a amargura, a todo, porque el olor es fétido, y no concibe uno, cómo se les permitió estar en esas condiciones.
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