Enrique Hernández, texto y fotos
TLALNEPANTLA, Méx.- Tal y como lo quiso en vida, la enfermera heroína fue despedida con música de banda y mariachi, pero también con el reconocimiento de la gente por su acto valiente al dar la vida por otros.
Antes que el cuerpo fuera llevado a su última morada, en la iglesia del barrio que la vio crecer y donde Mónica Orta vivía feliz con su esposo y tres hijos, se llevó a cabo una misa de cuerpo presente.
Las campanas sonaron una y otra vez para que la comunidad de San Rafael se despidiera de esta madre de familia que perdió la vida al sufrir graves quemaduras en 90 por ciento de su cuerpo, cuando según testimonios, valientemente regresó al área de cuneros del Hospital Materno-Infantil de Cuajimalpa para poner a salvo al último bebé.
Sin embargo, la tragedia envolvió a ese lugar cuando por acumulamiento de gas sobrevino una fuerte explosión. Recalcaron los deudos que acudieron a despedir a la enfermera, que es una pérdida irreparable.
En la pequeña capilla de esa zona del municipio de Tlanepantla, el párroco comparó a Mónica Orta como una mártir al asegurar, "los mártires mueren dando la vida por otros", les dijo a los presentes y luego pidió una cascada de aplausos para esta mujer de 32 años de edad.
El padre de la iglesia de María de Guadalupe pidió a los familiares, amigos y compañeros de la enfermera resignación, "porque ella es un auténtico ángel de Dios, porque dio la vida por los niños".
Concluida la misa, a las afueras de la iglesia se formó una valla de gentes de medio kilómetro que aplaudió el paso del cortejo fúnebre.
Sobre las avenidas de este municipio también se contempló una caravana larga de vehículos que acompañaron la carroza donde iba el cuerpo de Mónica Orta con rumbo al panteón Lomas Tlanemex.
En ese camposanto se encontraba más gente por lo que al menos unas 600 personas se reunieron en torno al lugar donde sería sepultada la enfermera.
Antes que la madre tierra abrazara para siempre a Mónica Orta, un mariachi entonó, canciones como "Amor Eterno" y "Hermoso Cariño", entre otras que hicieron que los presentes derramaran lágrimas, pero ese sentimiento de tristeza no impidió que alguien desde lo más profundo de su ser, como es su esposo, le gritara "Mónica te amo, eres una héroe".
También sus hijos Iker, Alexis y Kevin de casi 2, 5 y 7 años de edad, le suplicaron frente al ataúd "no te vayas mamá, te necesitamos".
Las melodías del mariachi sonaron una y otra vez, de la misma forma que los aplausos por aquella mujer que decidió sin importarle su propia vida, regresar por un bebé, dando lo más preciado que existe, que es la vida
.
TLALNEPANTLA, Méx.- Tal y como lo quiso en vida, la enfermera heroína fue despedida con música de banda y mariachi, pero también con el reconocimiento de la gente por su acto valiente al dar la vida por otros.
Antes que el cuerpo fuera llevado a su última morada, en la iglesia del barrio que la vio crecer y donde Mónica Orta vivía feliz con su esposo y tres hijos, se llevó a cabo una misa de cuerpo presente.
Las campanas sonaron una y otra vez para que la comunidad de San Rafael se despidiera de esta madre de familia que perdió la vida al sufrir graves quemaduras en 90 por ciento de su cuerpo, cuando según testimonios, valientemente regresó al área de cuneros del Hospital Materno-Infantil de Cuajimalpa para poner a salvo al último bebé.
Sin embargo, la tragedia envolvió a ese lugar cuando por acumulamiento de gas sobrevino una fuerte explosión. Recalcaron los deudos que acudieron a despedir a la enfermera, que es una pérdida irreparable.
En la pequeña capilla de esa zona del municipio de Tlanepantla, el párroco comparó a Mónica Orta como una mártir al asegurar, "los mártires mueren dando la vida por otros", les dijo a los presentes y luego pidió una cascada de aplausos para esta mujer de 32 años de edad.
El padre de la iglesia de María de Guadalupe pidió a los familiares, amigos y compañeros de la enfermera resignación, "porque ella es un auténtico ángel de Dios, porque dio la vida por los niños".
Concluida la misa, a las afueras de la iglesia se formó una valla de gentes de medio kilómetro que aplaudió el paso del cortejo fúnebre.
Sobre las avenidas de este municipio también se contempló una caravana larga de vehículos que acompañaron la carroza donde iba el cuerpo de Mónica Orta con rumbo al panteón Lomas Tlanemex.
En ese camposanto se encontraba más gente por lo que al menos unas 600 personas se reunieron en torno al lugar donde sería sepultada la enfermera.
Antes que la madre tierra abrazara para siempre a Mónica Orta, un mariachi entonó, canciones como "Amor Eterno" y "Hermoso Cariño", entre otras que hicieron que los presentes derramaran lágrimas, pero ese sentimiento de tristeza no impidió que alguien desde lo más profundo de su ser, como es su esposo, le gritara "Mónica te amo, eres una héroe".
También sus hijos Iker, Alexis y Kevin de casi 2, 5 y 7 años de edad, le suplicaron frente al ataúd "no te vayas mamá, te necesitamos".
Las melodías del mariachi sonaron una y otra vez, de la misma forma que los aplausos por aquella mujer que decidió sin importarle su propia vida, regresar por un bebé, dando lo más preciado que existe, que es la vida
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