Enrique Hernández, texto y foto
"Eres el ángel del hospital, todo México sabe que eres una héroe", gritó la mamá de Mónica Orta, la enfermera valiente, cuyo cuerpo fue recibido con aplausos en su humilde morada donde familiares, vecinos y compañeros de trabajo, expresaron abiertamente el dolor que les causó su muerte.
Minutos antes de las 14:00 horas, por lo menos unas 100 personas ya esperaban el arribo de la carroza fúnebre, donde venía el féretro de madera que alberga a quien ahora también llaman: "la enfermera sin miedo".
Las expresiones de todos los dolientes reflejaron el cariño que le tenían a esta madre de familia, quien lamentablemente murió luego de aferrarse a la vida, exactamente una semana.
Y es que el pasado jueves en el Hospital Materno-Infantil de Cuajimalpa, por acumulamiento de gas, sobrevino una explosión y por ello le provocó a Mónica quemaduras graves en todo su cuerpo.
La calle de privada de Ceylán, en Tlalnepantla, Estado de México, se convirtió en un altar al dolor, todos, sin excepción, ya sea niños o adultos, derramaron lágrimas.
Y es que los dolientes dijeron una y otra vez, que cuando se pierde un héroe, duele en lo más profundo del ser.
"A Mónica todos la querían en la colonia, en su trabajo, era un auténtico ángel", resaltó una de sus tías, quien a cada momento mencionaba sus cualidades y lo caritativa que era con la comunidad y sus pacientes.
Sus padres, los señores Alvaro Orta y María Lourdes Ramírez, frente al ataúd, dieron rienda suelta a su tristeza.
Besaron muchas veces la fotografía de Mónica Orta, cuya imagen luce sonriente, con su uniforme de enfermera, la cual fue colocada en el ataúd.
"Hija vete tranquila, nosotros vamos a cuidar de tus tres hijos", exclamó la madre de la enfermera que estuvo internada en el Hospital de Balbuena.
Su esposo, Juan Carlos Mendoza, abrazó el féretro y con una expresión de dolor, con una voz entrecortada le dijo a su concubina: "moriste como una héroe, Mónica, te amo"
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