Raúl Macías
Pasaron más de 72 horas del Domingo de Ramos que se le volvió a ver a Jesús, el hijo del carpintero; caminaba al lado de sus inseparables apóstoles, ya había tenido tiempo atrás una reunión con la Virgen María, ella no le veía, desconocía por dónde andaba, pero el Mesías aguardaba su destino, derramar su sangre por la salvación de los pecados de la Humanidad.
Desde la tarde de ayer cientos de personas se concentraron en la Delegación Iztapalapa, en donde fueron instalados los escenarios para la realización de la CLXXII representación de la Pasión y Muerte de Jesús, que es personificado por Daniel Agonizantes Buendía. Ayer se continuó con la procesión y se dio paso a la visita de las siete casas, en este caso ocho templos, como un acto de desagravio por la injuria cometida al Hijo de Dios.
Recordemos que esta tradición de la visita de las siete casas es porque el Nazareno es aprehendido en el Huerto de los Olivos y de ahí es llevado a la casa de Anás, de ahí a la casa de Caifás, posteriormente ante Pilatos, de Pilatos a Herodes, de Herodes a Pilatos, de ahí al Enlosado y finalmente es crucificado en el Gólgota, pero estos pasajes bíblicos serán llevados a cabo mañana.
Ataviado con una túnica de hermoso diseño, Jesús caminaba por las calles en compañía de sus apóstoles; metro a metro recorrió los templos donde pedía fuerzas para sacar adelante su interpretación. Fue mucho el fervor de la gente al verlo pasar, niños y jóvenes sonreían y los adultos, con mayor respeto, inclinaban un poco la cabeza. Eran horas de regocijo y meditación, porque a cada paso se recordaba el calvario por el que tuvo que pasar Jesucristo para lavar con su sangre los pecados de la Humanidad, que nunca ha entendido el sacrificio de Jesús.
Durante su paso por la calle de Aztecas, 5 de Mayo, Toltecas, Primer Callejón de General Anaya, Comonfort y Ermita hasta llegar al Santuario del Señor de la Cuevita, se siguieron cada uno de los pasajes bíblicos. En esta parroquia escucharon misa y al término de la misma prosiguieron su camino por las calles de Ermita Iztapalapa, Ayuntamiento, entre otras hasta llegar al jardín Cuitláhuac.
Fue en este punto donde se llevó a cabo la Ultima Cena. Ahí, en un acto humilde, Jesús lavó los pies de sus 12 apóstoles como una muestra de limpieza del alma para acercarse a recibir la comunión. Al término, sentados en la mesa, el Mesías con su mirada recorrió a quienes se encontraban con él. Entonces reveló la traición, que uno de ellos lo había vendido por 30 monedas.
Ya cuando la oscuridad de la noche se tendió sobre el cielo, Jesús agarró camino al Cerro de la Estrella, que fue convertido en el Huerto de los Olivos. Sumido en sus rezos, daba gracias a su Padre, cuando de pronto se le apareció Satanás, quien le pidió no siguiera con su sufrimiento y ofrendara su vida a cambio de la salvación de los pecados de la Humanidad.
No obstante, hizo caso omiso a la petición del ángel que fuera expulsado del cielo por su maldad. Momentos después de esa escenificación, apareció Judas Iscariote que era acompañado por un grupo de soldados romanos. Fue entonces que con un beso en la mejilla Iscariote traicionó al enviado de Dios y fue aprehedido para hoy ser presentado ante el rey Herodes y juzgado por Poncio Pilatos, quien dictará la sentencia de que sea crucificado el Rey de los Judíos
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