MONTERREY, Nuevo León, (OEM-AP y EFE).- Una riña en un penal del Estado norteño de Nuevo León dejó 49 reos muertos y 12 heridos, en el peor incidente dentro de una prisión mexicana en la historia reciente.
Los hechos ocurrieron un día antes de la llegada a México del Papa Francisco, quien la próxima semana tiene previsto visitar una prisión en la localidad fronteriza de Ciudad Juárez, en el Estado de Chihuahua.
El enfrentamiento comenzó la noche del miércoles y durante la riña los presos prendieron fuego a una bodega de la prisión donde se guardan víveres.
El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, había dicho antes que en la pelea estuvo involucrado un grupo encabezado por Juan Pedro Zaldívar, alias "Z-27", quien es considerado miembro de "Los Zetas", un cártel que hace unos años desató una ola de violencia en Monterrey y sus alrededores.
Zaldívar es señalado de estar detrás de la muerte en 2010 del estadounidense David Hartley en una presa en la frontera entre México y Texas. El hombre recibió un tiro cuando iba junto con su esposa a bordo de motos acuáticas.
El gobernador dijo que el otro grupo involucrado en la pelea está encabezado por un hombre identificado como Jorge Iván Hernández, a quien medios locales señalan como miembro del Cártel del Golfo, rival de "Los Zetas".
Un reporte de 2014 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos refirió que el penal de Topo Chico tenía problemas de hacinamiento y seguridad interna. Con una capacidad para 3,635 internos, la población era de 4,585, y se detectó que los reos practicaban la violencia como forma de control de la población penitenciaria.
El caso más reciente de una riña con un saldo importante de muertos ocurrió en febrero de 2012 en la cárcel de la localidad de Apodaca, también en el Estado de Nuevo León, cuando 44 presos murieron. Las autoridades responsabilizaron a miembros del cártel de "Los Zetas" recluidos ahí.
Las autoridades controlaron la situación la madrugada del jueves y que ningún reo se fugó.
Afuera de la prisión, cientos de personas exigieron a gritos saber si sus familiares estaban entre las víctimas.
En un momento la gente se agolpó en una de las entradas de la prisión y comenzó tirar de la reja hasta abrirla, aunque policías se interpusieron para evitar que entraran.
Al paso de las horas, familiares pudieron entrar a la cárcel.
"Mi hermano sí está bien, sólo me dejaron verlo unos minutos, sólo para ver que está vivo y luego luego me sacaron, que por que hay que darle más chance a los demás que entren", dijo José Eduardo González, uno de los que pudo pasar.
Las autoridades reforzaron la seguridad en otras prisiones y transfirieron a algunos reos de Topo Chico a otros penales.
Inicialmente dijo que ningún arma había sido utilizada, pero Rodríguez señaló después que al menos una de las víctimas había recibido disparos.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha reportado en el pasado que varias prisiones en el país están bajo control de los reos. Un reporte de 2013 señaló que a partir de visitas y entrevistas encontró que de 101 prisiones, en 65 los presos ejercían un "autogobierno".
Leslie Solís, investigadora del centro de análisis México Evalúa, dijo que las condiciones señaladas en el reporte del organismo de derechos humanos mostraban que algo así podría pasar.
"Todas las condiciones estaban puestas para esto", consideró.
Reformas legales en 2008 y 2011 han buscado reorientar el sistema de prisiones para respetar los derechos humanos y preparar a los reos para integrarse a la sociedad, pero en la mayor parte del país eso no ha ocurrido, añadió.
Algunos lugares están bajo control del crimen organizado, que las autoridades no tienen los recursos para confrontar la situación.
"Este enfrentamiento... tiene que servir como una señal de alarma o como un llamado para que las autoridades se hagan responsables y ya no permitan que esto vuelva a pasar", dijo Solís.
HABLAN FAMILIARES
El centro penitenciario amaneció con un fuerte cordón policial mientras se acercaban a sus alrededores decenas de familiares de los internos preocupados por la situación de sus parientes recluidos en el recinto.
"No salen ni nos dicen nada. Mi hijo está en la enfermería y lo único que quiero saber es que mi hijo y mi nuera están bien", dijo a las cámaras de televisión una mujer que se identificó como Marisela Rodríguez.
Otra mujer que logró pasar unos de los controles policiales y entró en una explanada vallada alrededor de la cárcel, dijo haber visto a un grupo de presos que le aseguraron estar bien.
"Gritaron que están bien, una voz de un hombre, gritaron que están bien", indicó la mujer.
Efectivos de la policía, el Ejército y la Marina cerraron las calles aledañas, pero no pudieron evitar que los familiares, desesperados por la falta de información, abrieran por la fuerza uno de los portones y estuvieran a punto de entrar a las instalaciones penitenciarias
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