Patricia Carrasco
En el XXXVIII aniversario de la actual Basílica de Guadalupe y en el CXIX aniversario de la coronación pontificia de la Virgen Morena, la Iglesia Católica manifestó que la patria viven momentos terribles y lamentó que en lugar de tener un banquete de amor y misericordia, se tiene un banquete de guerra y violencia.
"Parecería que los momentos difíciles son insuperables; que el odio y la tristeza vencerán. Parecería que la injusticia y la corrupción impondrán su ley destructora.
"Parecería que la angustia y la soledad saldrán victoriosas. Parecería que la crueldad, la guerra, el terrorismo, la traición, la infidelidad, seguirán dominando el corazón humano".
Ante los fieles reunidos a los pies de la Virgen de Guadalupe, el arzobispo primado de México elevó una plegaria: "roguemos al Señor para que nos dé un corazón grande para la reconciliación, para establecer con paz y justicia a nuestra patria".
Entre danzas y cánticos indígenas se realizó la Bendición de las Rosas y recordó: "celebramos varios acontecimientos, como el llamado Descubrimiento de América, el Día de la Raza, la consagración de esta nueva Basílica; así como el aniversario de la coronación pontificia de nuestra amada y portentosa Imagen de Santa María de Guadalupe y, por ello, con alegría, celebramos la llamada Misa de las Rosas".
En medio de las preocupaciones por la justicia y el proceso terrenal jamás se debe olvidar que la verdadera felicidad no se fundamenta en lo que se tiene, "sino en lo que somos, hijos de Dios", afirmó.
El arzobispo primado de México acompañado por el cabildo guadalupano, encabezado por Enrique Glennie Graue, rector del Santuario, por obispos auxiliares de la Arquidiócesis de México y el Nuncio Apostólico en México, destacó: "gracias Madre nuestra, por ayudarnos a descubrir que todos somos hermanos, de una misma raza, que ha brotado de la misma sangre derramada en una cruz".
Resaltó: "hoy, la Humanidad también espera un futuro donde se realice la plena liberación y el hombre sea finalmente, lo que jamás ha sido, es decir, él mismo.
"Por el momento, esta promesa de plena felicidad parecería vaga y el festín que Dios está preparando parecería solamente una figura literaria".
Precisó que desde el primer momento del encuentro de la Virgen de Guadalupe con San Juan Diego se manifestó el paraíso prometido.
Para nuestros pueblos es precisamente en el monte del Tepeyac en donde se hace realidad el festín del inmenso amor de Dios.
El banquete preparado para aquellos que son fieles a este amor divino.
Y es en este lugar sagrado, donde la Virgen de Guadalupe manifestó su voluntad, el construir una "casita sagrada" para ofrecer todo su amor-persona, que es Jesús, Rey del Universo y Señor nuestro. Juan Diego con gran humildad se postró delante de Ella y: "escuchó su venerable aliento, su venerable palabra, que era sumamente afable, extremadamente noble, como de quien lo atraía y le mostraba amor".
Como dice el Nican Mopohua. Es Dios mismo, a través de su Madre, quien ha preparado un gran banquete para nosotros y estamos invitados desde nuestra concepción.
El banquete de su amor y de su misericordia. El banquete de la vida eterna. Pero, desgraciadamente, somos nosotros quienes continuamos sordos a su voz.
"De manera especial, hoy también celebramos que más de 100 hermanos y hermanas, de nuestro Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, han concluido un primer paso muy importante: su Diplomado, reconocido no sólo por nuestro instituto, sino también por la Universidad Pontificia de México", afirmó.
En la oración a los fieles, se elevó una oración por los legisladores y los gobernantes para que la sabiduría que desciende de lo alto les ayude a desear sólo lo que es verdadero, justo, puro, amable y orando para sus representados
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