Raúl Macías y "El Sol de Morelia" (OEM-Agencias)
Ocho años de ausencia, de no verse, de lágrimas y de dolor, de tristeza y rabia, parece quedaron olvidados con el reencuentro: con el anhelado abrazo, el deseo del cálido beso, de la memoria llena de recuerdos, bellos recuerdos vividos, pero dentro de tanto amor hay que esperar a que se confirme, a que no se cometa un error y esta vez Dorotea García realmente parta a Estados Unidos con su verdadera hija.
Ayer estuvieron juntas, tras ocho años de no verse se cruzaron sus miradas y fue entonces que hablaron sus corazones. Al estar cerca dentro de la sala donde se llevó a cabo la audiencia, Dorotea tuvo de nueva cuenta entre sus brazos a su hija Alondra; quien le manifestó todo el amor que le tiene y las veces que le ha extrañado en esta lejanía dada por un divorcio.
"Sí, estaba contenta con mi papá, sí, me sentía feliz, pero a la vez sentía que me faltaba algo. Me faltaba tener cariño de mi mamá porque tiene mucho tiempo que no la veo. Pero también quiero estar con mi papá", externó en entrevista a una cadena de televisión la niña Alondra Díaz momentos antes de que se reencontrara con Dorotea, quien parece ahora sí encontró la otra mitad de su corazón.
Dorotea llegó temprano al Juzgado Primero de lo Civil, del municipio de Los Reyes, en Michoacán. Al verse reaccionaron de una manera amorosa, y se abrazaron, ese abrazo daba cuenta de los largos ocho años que para la madre fueron todo un calvario, que daban cuenta de sus noches de dolor, de desvelo y de llanto al no tener cerca de ella a su amada pequeña que se la quitó el marido cuando vivían en Houston, Texas.
Cerca de ellas se encontraba la juez Cinthia Elodia Mercado, la misma que sin hacerle pruebas de ADN, entregó en los brazos de Dorotea a Alondra, pero a Alondra Luna, no a quien se buscaba, por eso en este caso solamente se habla del reencuentro, que, aunque Alondra Díaz llevaba consigo documentos oficiales, la juez esperará a que se tengan los resultados de las pruebas de ADN para podérsela entregar.
Un poco cerca del cuadro de felicidad que vivía Dorotea, se encontraba Victoria Barragán, madre de Raymundo Díaz, padre de Alondra, quien se la llevó con él al haberse separado de su exesposa, pero debido al temor que sentía de ser detenido en México y encarcelado en Estados Unidos, decidió "negociar" su libertad a cambio de la entrega de la menor a la señora García Macedo.
Ya está el "reencuentro", pero faltan unos pequeños papeleos para que en las próximas horas, de resultar que se trata de su hija, entonces ahora sí Dorotea llegue a la Unión Americana acompañada de su hija, que si bien asegura que la extrañaba, también sueña con el poder ver seguido a su papá, o estar también con él como lo dijera antes de ingresar al juzgado
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