Alejandro Colón
Al reconocer que el último año ha sido difícil para México por una serie de casos que lo han lastimado profundamente, el Presidente Enrique Peña Nieto advirtió "vamos a enfrentar los desafíos, con claridad de rumbo y absoluta determinación", al tiempo que expresó su rechazo a la intolerancia, la demagogia o el populismo.
En un mensaje con motivo de su III Informe de Gobierno, el titular del Ejecutivo Federal refirió que los hechos ocurridos en Iguala o la fuga de un penal de alta seguridad, "nos recuerdan situaciones de violencia, crimen o debilidad del estado de derecho".
Al iniciar su discurso en Palacio Nacional, el Mandatario admitió que señalamientos de supuestos conflictos de interés, que incluso involucraron al titular del Ejecutivo, así como denuncias de corrupción en los órdenes municipal, estatal y federal, y en algunos casos en el ámbito privado, han generado molestia e indignación en la sociedad mexicana.
Estas situaciones, precisó, son muy distintas entre sí, pero todas lastiman el ánimo de los mexicanos y la confianza ciudadana en las instituciones.
A este ambiente, reconoció que se suma ahora la preocupación de las familias por el futuro de la economía. Hoy los mexicanos escuchan en los medios de comunicación, que bajan los precios del petróleo y sube el dólar. Y si bien esta situación responde a fenómenos del exterior, temen que su economía pueda verse afectada, anotó.
Es decir, apuntó, hoy México enfrenta una situación de desconfianza en lo interno, y de incertidumbre en lo externo, por la economía internacional.
Ante ello, advirtió: "nuestra respuesta, es contundente: vamos a enfrentar los desafíos, con claridad de rumbo y absoluta determinación. Vamos a ir hacia adelante, comprometidos con la ley, con la justicia, con el respeto a los derechos humanos y la integridad en el servicio público. Vamos a seguir transformando a México, con las nuevas instituciones de transparencia y combate a la corrupción".
Frente al complejo entorno global, aseguró, México seguirá distinguiéndose por su compromiso inquebrantable con la estabilidad macroeconómica y la disciplina en las finanzas públicas. "Vamos a seguir moviendo a México, implementando las reformas transformadoras", mencionó.
Y recalcó: "vamos a refrendarle al mundo, que somos un país responsable, en el que se puede confiar, creer y crecer. Vamos a seguir siendo un país atractivo para las inversiones y así poder generar más empleo".
Consideró que esta es la mejor forma de proteger la economía de las familias mexicanas, de impulsar el mercado interno y de seguir generando oportunidades de desarrollo para todos, especialmente para los jóvenes.
"Debo insistir, vamos a responder con visión de Estado, con claridad de rumbo y compromiso con los mexicanos", indicó.
Ante representantes de todos los sectores de la sociedad, Peña Nieto se comprometió a seguir avanzando hacia el logro de las grandes metas nacionales.
Explicó que la mitad de una administración no es momento de empezar de cero ni de improvisar.
Reconoció la preocupación que existe en la sociedad por nuevos y viejos problemas.
Afirmó que hay frustración, pesimismo, desencanto y malestar social, en prácticamente todos los continentes, y que el mundo aún no ha terminado de superar los efectos económicos y sociales, derivados de la grave crisis financiera de 2008.
Sin embargo, alertó: "en este ambiente de incertidumbre, el riesgo es que en su afán de encontrar salidas rápidas, las sociedades opten por salidas falsas. Me refiero al riesgo de creer que la intolerancia, la demagogia o el populismo son verdaderas soluciones".
Expresó que "hay ejemplos en la historia en donde los sentimientos de inconformidad, tras crisis económicas globales, facilitaron el surgimiento de doctrinas contrarias a la tolerancia y a los derechos humanos".
Especificó que "en esos episodios, la insatisfacción social fue tal, que nubló la mente, desplazó a la razón y a la propia ciudadanía, permitiendo el ascenso de gobiernos que ofrecían supuestas soluciones mágicas".
Destacó que "donde se impone la intolerancia, la demagogia o el populismo, las naciones, lejos de alcanzar el cambio anhelado, encuentran división o retroceso".
El Presidente de la República insistió en que "los cambios positivos y duraderos de toda sociedad se logran por la vía de la responsabilidad, de la institucionalidad, de la estabilidad económica, del respeto a los demás y de la voluntad de construir sobre lo que ya se ha avanzado".
Subrayó que "desde 2012, cuando México votó por un proyecto de cambio con rumbo, un cambio de fondo a través de las instituciones", su responsabilidad es "avanzar sin dividir; reformar sin excluir y transformar sin destruir".
Indicó que eso es precisamente lo que hemos hecho los mexicanos, como país, en estos 3 años: "enfrentar rezagos ancestrales, vencer resistencias, superar inercias y transformar instituciones".
Después de haber rendido cuentas sobre los principales logros del gobierno de la República, afirmó: "hoy puedo decir, de frente a la nación, que estamos cumpliendo con el proyecto de cambio con rumbo al que me comprometí".
Reiteró su compromiso ético con la nación: "vamos a seguir por esa ruta, que es difícil y compleja, pero que es la única que nos permitirá brindar desarrollo a nuestra gente, a nuestro México que tanto queremos".
Y subrayó: "como Presidente de la República, estoy decidido a poner mi mayor pasión, dedicación y empeño, para que así sea. Con esta convicción entramos a esta segunda mitad, con muchas ganas y más fuerza"
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