* Convocó a la curia mexicana a no ser "príncipes" y tener mirada limpia y alma transparente; queno se distraigan en pugnas in ternas o asuntos relacionados con el avance de su carrera eclesial
Patricia Carrasco
"Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia", manifestó el Papa Francisco, a los obispos, arzobispos y cardenales mexicanos, y les demandó no distraerse con pugnas internas ni asuntos relacionados con el avance de su carrera eclesial.
En su mensaje del encuentro con los obispos de México en la Catedral Metropolitana, el obispo de Roma dejó muy en claro su instrucción y se salió de sus líneas. "Esto no está en el texto pero me sale ahora. Si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, díganselas, pero como hombres, en la cara, como hombres de Dios que después
En la segunda actividad del primer día de su visita apostólica a México, el jerarca de la Iglesia Católica habló con claridad y firmeza a los jerarcas católicos mexicanos. Les ruego no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas. Vuestro pasado es un pozo de riquezas donde escar
Ante la curia mexicana, el Papa los conminó a que sean obispos de mirada limpia y alma transparente.
En el mensaje de 48 minutos del Sumo Pontífice, incluso tuvo que pedir agua a sus asistentes porque se le secaba la boca.
"No pierdan entonces, tiempo y energía en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubes de intereses o de consorterías", les dijo.
Les solicitó no ser "príncipes", a no tener miedo a la transparencia, pues la Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar; a no dejarse arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias, así como a no perder tiempo y energía en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas.
En tono afable, el Pontífice les demandó ser humildes y no dejarse "corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa".
"La proporción del fenómeno, la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión como metástasis que devora la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros pastores de la Iglesia, refugiarnos en conductas genéricas, sino que exigen un coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral para contribuir gradualmente a entretejer aquella delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por la insidiosa amenaza.
"Sólo territorios desolados de nuestras ciudades, involucrando las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad, sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea la de quién muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada".
En el encuentro estuvo acompañado por el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Francisco Robles Ortega y por el Arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera, el Vicario de Cristo les expresó:
"Me preocupan tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de monedas que, al final, la polilla y el óxido echan a perder, y por lo que los ladrones perforan muros y roban".
En el acto en donde al término saludó a representantes de otras iglesias, como la ortodoxa, anglicana y judía, el jefe del Estado Vaticano les dijo a sus obispos en México: "es necesario no desperdiciar la herencia recibida, custodiándola con un trabajo constante.
Están asentados sobre espaldas de gigantes, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, fieles hasta el final, que han ofrecido la vida para que la Iglesia pudiese cumplir la propia misión, desde lo alto de ese podio están llamados a lanzar una mirada amplia sobre el campo del señor para planificar la siembra y esperar la cosecha".
"No se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias. Introduzcan a sus sacerdotes en esta comprensión del sagrado ministerio, a nosotros, ministros de Dios basta la gracia de beber el caliz del Señor, el don de custodiar la parte de su heredar que se nos ha confiado aunque seamos inexpertos administradores"
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