Patricia Carrasco
"Deberíamos dejar de hablar de todo el mundo y analizar nuestra vida con más atención", exhortó la Iglesia Católica e invitó a no distraernos con habladurías que cons
En su homilía, el padre Julián López Amozurrutia, canónico teólogo de la Catedral Metropolitana de México, en ausencia del cardenal Norberto Rivera Carrera, quien se encuentra en Roma, conminó que ante todo se deben detener las habladurías que fácilmente nos sacan del verdadero alcance de lo que sí sabemos.
El prelado invitó a los creyentes a detenerse a analizar si no estamos siendo engañados en campañas de desprestigio que están de moda que no son siempre las más adecuadas o que son ciertas.
Ya que con frecuencia obedecen a campañas más o menos orquestadas que procuran amaestrarnos respondiendo a sus propios intereses y caemos en su trampa creyendo además que no hacemos más que ejercer nuestra propia libertad, estamos seguros de haber entendido los acontecimientos que sacuden a la sociedad... ¡Cuidado!
La opinión pública depende de lo que algunos expertos plantean en los diversos medios o tal vez de manera menos formal, en los que los rumores construyen como un imaginario colectivo, aunque se expresen como juicios individuales autónomos, fácilmente se reconocen en ello, lugares comunes que poco o nada se han
Ante los presentes en la Catedral, el prelado resaltó que el tiempo de salvación que es la Cuaresma, "nos llama a hacernos cargo de nuestro propio tiempo, de nuestras decisiones, del fruto que está danto nuestra vida, considerar la realidad a partir de la salvación, que estoy haciendo yo con mi propia vida, las posibilidades para hacer nuestra propia vida con más atención, la primera lectura, cuando el manifestó su nombre y su plan de salvación".
En su sermón resaltó que algunas personas les sucede que después de verse amenazadas de muerte, que tienen la sensación de haber nacido de nuevo, ese es la conversión que a todos nos debe suceder, vivir atentos es ahora cuando debemos responder al señor.
López Amozorrutia expuso que nuestra propia cultura propone claves diversas para explicar el valor de la existencia y la relevancia de los acontecimientos.
Agregó que la fe nos mueve a valorarlo todo a partir del designio salvífico de Dios, la Cuaresma se nos presenta como un tiempo favorable, que se extiende a toda la historia, la salvación.
"Lo importante es aprovechar el tiempo, para dirigir nuestra mirada a Dios, para cambiar de rumbo cuando nos hallamos alejados del Creador, el tiempo que tenemos para volver a Dios es éste", indicó.
Siempre debemos estar listos. Si dejamos que se nos escape de entre las manos el tiempo, desperdiciamos la oportunidad que tenemos de dar gloria a Dios.
Somos higuera con esperanza. Ahora mismo la gracia puede trabajar nuestra tierra para hacernos dignos del don de Dios. El tiempo apremia.
El canónigo Julián López Amozurrutia comentó que la vida parece a veces una higuera que no da fruto, y que alguno sugeriría de una vez desechar. Pero la intercesión abre el tiempo de una nueva esperanza. Un poco más de tiempo, para que dé fruto. Un poco de trabajo, aflojando la tierra y abonándola. Si no, entonces sí se le descartará
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