Muy buenos días tengan todas y todos ustedes. Estamos saludando con mucho gusto a las mujeres productoras, agrícolas y pecuarias. También saludamos con mucho gusto a mujeres migrante que el día de hoy nos acompañan.
Hoy también queremos agradecer la presencia de los representantes de organizaciones de la sociedad civil que el día de hoy nos hacen el honor con su presencia. Muchas gracias a todas y todos.
También queremos decirles que vamos a seguir trabajando alrededor del tema de la defensa de los derechos de las mujeres de la ciudad, por eso esta mañana también estamos haciendo entrega de reconocimientos a beneficiarias del programa "Promoción de la equidad y el desarrollo de las mujeres rurales", a quienes concluyeron la capacitación sobre derechos humanos y perspectiva de género que forma parte de las actividades de este programa.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, quiero referirme a las madres y padres de familia que nos acompañan, y a otras muchas personas que el día de hoy no están aquí, porque construir una sociedad con mayor igualdad y equidad entre mujeres y hombres requiere de una transformación cultural profunda desde el hogar.
En su mensaje con motivo de esta conmemoración, la directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Punzile Malambo Nuca dice:
"En todo el mundo, demasiadas mujeres y niñas dedican un número excesivo de horas a las responsabilidad del hogar; habitualmente, destinan a estas tareas más del doble del tiempo que los hombres y los niños. Ellas cuidan a sus hermanas y hermanos más jóvenes, a sus familiares ancianos, a las enfermas y los enfermos de la familia y realizan las labores del hogar."
Ahora decimos hoy aquí esta situación genera desde el hogar una división desigual del trabajo, que afecta el acceso a la educación y al desempeño escolar de las niñas creando una cadena de desigualdades entre mujeres y hombres desde temprana edad.
Creemos que estamos creciendo con estereotipos y patrones de conducta impuestos desde la infancia por la sociedad, los cuales asignan a las mujeres atributos como la debilidad, la sumisión y la necesidad de protección, mientras que al hombre se le atribuyen características como fortaleza, autonomía y dominio.
Crecer como mujer muchas veces significa aprender a callar nuestras propias opiniones, así como sacrificar nuestro desarrollo profesional a expensas de la familia. Además, el hogar es uno de los primeros espacios en los que se normaliza la violencia hacia las mujeres.
Como padres y madres tenemos la responsabilidad y la oportunidad detransformar esta situación. No hay que perder de vista que si en casa tenemos esposos golpeadores, seguro tendremos niños que molestan, que pellizcan o maltratan a las niñas, el inicio de una cadena que a futuro desembocará en conductas aún más violentas hacia las mujeres.
La mitad de la población del mundo somos mujeres, y sin embargo,tenemos probabilidades muy altas de trabajar en el sector informal másque los hombres. A nivel internacional las mujeres ganan, en promedio, sólo entre el 60 y 75 por ciento del salario de los hombres.
Espacios que se supondrían más democráticos como la ciencia, también tienen un rezago en materia de equidad, pues sólo el 30 por ciento de las personas dedicadas a esta actividad son mujeres.
En el sector rural solamente el 17% de las mujeres reciben un pago por el trabajo que desempeñan en el campo.
Exhortamos a nuestros compañeros, a nuestros esposos, a nuestros hermanos, hijos y nietos, a que se sumen al llamado de ONU Mujeres a través de su campaña Ellos por ellas (He for she), y que desde el hogar apoyen la generación de relaciones más democráticas entre mujeres y hombres, involucrándose en el cuidado de los hijos y del hogar.
Los gobiernos tienen la responsabilidad y la obligación de impulsar acciones para que las mujeres tengamos acceso a la educación e igualdad de condiciones que los hombres; deben también de apoyar el derecho al empleo para las mujeres; así como a través de la creación de estancias, guarderías y centros de cuidado que les permitan trabajar con la certeza de que sus hijos se encuentran en un lugar seguro, mientras ellas se desarrollan profesionalmente.
Queremos hacer un llamado a que animemos a nuestras hijas y nietas a que estudien y que nunca dejen de soñar. Alentémoslas a que escojan carreras innovadoras, a que se dediquen a la ciencia, las artes, a las ingenierías, a la política y la función pública.
Si en casa no valoramos y estimulamos el desempeño escolar de nuestras hijas, es como si les pusiéramos trabas a su futuro. Necesitamos más mujeres líderes, autónomas, transformadoras de su realidad, y para ello requerimos del apoyo de todas y de todos ustedes.
En la Ciudad de México se han implementado acciones afirmativas como las cuotas de género en las candidaturas a cargos de elección popular, hoy pedimos que estas cuotas también beneficien a las mujeres productoras rurales, indígenas y migrantes.
Desde este espacio queremos hacer un llamado también para que cese la discriminación y la misoginia en la política, que las mujeres indígenas, migrantes y productoras rurales de esta capital puedan expresar sus opiniones y ejercer sus liderazgos sin que se les hostigue ni persiga por ello.
Si queremos una sociedad democrática y con justicia social, las mujeres tenemos que ejercer los mismos derechos y acceder a las mismas oportunidades que los hombres: ni más, ni menos.
Desde la Sederec apoyamos esta hoja de ruta hacia una sociedad más equitativa, con acciones que buscan apoyar el empoderamiento económico y la autonomía de las mujeres rurales, indígenas, habitantes de pueblos y barrios originarios y migrantes.
Aprovecho la ocasión para felicitar a la licenciada Adriana Contreras y a todo su equipo de la Dirección General de Desarrollo Rural, quien desde su llegada a la Sederec retomó esta iniciativa y cada mes realiza actividades para visibilizar la brecha de género y denunciar la violencia contra las mujeres.
Tenemos muy claro que esta transformación no se realizará de un día para otro, ni tampoco se dará por decreto, pero estamos orgullosas de poder contribuir para hacerla posible y lograr una sociedad más justa, con mayor equidad; una sociedad con respeto a la dignidad de las mujeres y las niñas; en donde las mujeres puedan ser felices y puedan realizar su proyecto de vida con autonomía.
Hoy me da mucho gusto, muchas gracias la presencia de todas las distinguidas personalidades que hoy nos acompañan aquí, acá en el presídium, a la diputada, a Luis Wertman, a las representantes de las organizaciones sociales: Areli, Rocío, Miriam; a todas y a cada una de las representantes de las instituciones y a ustedes muchas gracias por su presencia, gracias por participar, gracias que nos permiten servirles y muchas gracias que nos permiten trabajar para ustedes. Gracias que nos permiten trabajar para ustedes.
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