*Información previa al embarazo, vigilancia y buen control de éste garantizan un proceso de gestación saludable. El trastorno se detecta con ultrasonido estructural en forma temprana
Noel F. Alvarado.
Educación y orientación a la mujer en etapa reproductiva acompañada de una buena nutrición y consumo de ácido fólico antes del embarazo, acciones preventivas que impulsa el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para evitar problemas de espina bífida durante la formación de un nuevo ser.
El jefe del Servicio de Complicaciones de la Segunda Mitad del Embarazo del Hospital de Gineco Obstetricia (HGO) número 4 del IMSS, Ernesto Calderón Cisneros, afirmó que el riesgo de la malformación se puede disminuir cuando la mujer toma ácido fólico tres meses antes de lograr el embarazo.
El ginecólogo destacó la importancia de que toda mujer que planee embarazarse consulte al médico cuando menos tres meses antes de la gestación, a fin de conocer si tiene factores de riesgo y cuál es su estado general de salud.
El especialista precisó que, con base en la información que la paciente proporcione en su consulta, el médico puede hacer recomendaciones o, en su caso, dar el visto bueno para que la mujer inicie la procreación en las mejores condiciones y evite muchos problemas que pueden presentarse durante la formación del bebé.
Si la candidata a ser madre está en buen estado de salud tiene un punto favorable, pero en caso de detectar algún factor de riesgo (mala nutrición, antecedentes médicos –perinatales-- con algún hijo con trastorno del tubo neural o defecto cráneo facial), se le hará la recomendación para que tome ácido fólico previo al embarazo, o bien, iniciar su consumo un mes antes, si su condición nutricional es adecuada y no tiene factores de riesgo, con la finalidad de reducir la posibilidad de padecer espina bífida, explicó Calderón Cisneros.
El ginecólogo detalló que existen cuatro tipos de malformación de espina bífida: la oculta que es la más común y no da síntomas. Defectos del tubo neural (cerrados), en cuyos casos no siempre existen síntomas, aunque otros pueden tener algún grado de parálisis incompleta con disfunción urinaria e intestinal; meningocele (meninges fuera de su sitio, la malformación puede o no estar cubierta de piel) y mielomeningocele (no se forman completamente los huesos de la columna), la forma más grave, donde la médula espinal está expuesta a través de la apertura de la columna.
Estas alteraciones se detectan con ultrasonido estructural en forma temprana alrededor de las 18 semanas de gestación, y con ultrasonido convencional posterior a las 24. Afortunadamente, destacó el especialista, estas anormalidades se atienden en el IMSS posterior al nacimiento.
Cuando se tiene diagnóstico de meningocele o mielomeningocele antes del nacimiento, un equipo especializado en atención de estos casos está preparado para mejorar las condiciones del recién nacido, quien inmediatamente después del parto es evaluado y de ser necesario se programa la cirugía correctiva a fin de mejorar su pronóstico.
Calderón Cisneros comentó que ha disminuido la incidencia de espina bífida a medida que la mujer está mejor nutrida y recibe cuidado previo al embarazo. Refirió que el año pasado en el HGO número 4 sólo hubo cuatro casos de 13 mil 700 nacimientos y ello se debe a la prevención.
Siempre es mejor prevenir esta situación en el recién nacido, por lo que es recomendable acudir a las Unidades de Medicina Familiar previo al embarazo, insistió.
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