Por: Antonio de Marcelo, LA PRENSA
Una pena de prisión que difícilmente cumplirá un secuestrador ha sido impuesta por un juez, quien tras obtener las pruebas suficientes para culpar a Liborio Colín Dominguez, le aplicó 293 años de cárcel.
Sobre este caso, incluso, cuando no existe en México la prisión perpetua, la Procuraduría General de la República (PGR) indicó que la responsabilidad en la privación ilegal de la libertad en agravio de seis personas, se logró probar como resultado del trabajo jurídico del personal ministerial de la dependencia.
Esta es una prueba de las penas más altas que se ha impuesto a un delincuente, indicó la PGR, al explicar que el juez cuarto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el Estado de México, sentenció con 293 años, 7 meses de prisión y multa de 31,894 días, o sea 1.291,882 pesos, a Liborio Colín Domínguez.
Todo esto al considerar acreditada su responsabilidad penal en la comisión de los delitos de delincuencia organizada, privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro agravado contra cuatro personas y secuestro en agravio de dos víctimas.
Con esta pena de cárcel y multa, quedó en la historia de la dependencia un caso con la mayor de las sentencias en materia de combate al secuestro.
El número de años en prisión es la suma de años que el juez impuso como pena por cada uno de los seis eventos delictivos que el fiscal de la Federación de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, acreditó.
Sin embargo también se sabe que en las últimas semanas, la PGR ha obtenido de diferentes jueces federales, sanciones ejemplares contra quienes cometen uno de los delitos que más lastiman a la sociedad, que superan los 200 años de penas.
Es importante precisar que en los términos del artículo 25 del Código Penal Federal, el sentenciado purgará una pena consistente en 60 años de prisión, ya que se establece ese término como el máximo en la sanción de privación de la libertad corporal.
Liborio Colín formó parte del grupo delictivo "Los Tlaycas" que operaba en el área metropolitana del Valle de México, y su modus operandi consistía en fingir operativos policiacos para secuestrar a sus víctimas, y enviar a los familiares videos donde golpeaban a las víctimas, con la finalidad de ejercer presión para que les fueran pagados los montos que exigían como rescate, lo que realizó al frente de esta pandilla de 2001 a 2003.
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