Enrique Hernández
Apenas sonaba el silbato del árbitro para dar por concluido el encuentro entre México y Croacia, y ya miles de capitalinos, se dijo que fueron alrdedor de 115,000, atiborraban el emblemático Angel de la Independencia para festejar este anhelado y esperado triunfo de la Selección Nacional de futbol en el Mundial de Brasil.
Tuvieron que ser cerradas varias arterias y los dos carriles de Paseo de la Reforma de la Glorieta del Angel, precisamente, hasta el cruce con Puente de Alvarado, pues la gente iba caminando por los carriles centrales ondeando banderas y tocando claxons. Muchos más llegaron en motonetas.
La gente se arremolinó desde las 5:00 de la tarde ante el Angel, pues el final del partido coincidió con la salida de muchos de sus lugares de trabajo, de la escuela, y hasta de la cantina. De inmediato las pelucas, las espumas, las matracas y las trompetas inundaron el lugar, mismo al que se trasladaron los que habían visto el partido en el Zócalo capitalino y la explanada del Monumento a la Revolución.
Las autoridades capitalinas, desde un día antes habían anunciado un vasto operativo con casi tres mil elementos para resguardar el orden en el Zócalo, principalmente.
Primero uno y luego cuando menos se lo esperaban cayó el segundo gol por parte de Guardado. "A huevo, pinches habladores les callamos el hocico", se escuchó entre los fanáticos que en una especie de trance donde el rostro los delató que habían entrado en el éxtasis del gol.
El primer cuadro de la ciudad de México, se abarrotó más que en otras ocasiones, pues se jugó el todo por el todo.
Cuando agarraba el balón "El Chicharito" Hernández, todos desconfiaban, "la va a fallar", otros frente a la bandera le suplicaban: "mete una 'Chícharo'".
Y con el tercer gol, la fiesta comenzó en el Zócalo y continuó en el Angel de la Independencia, donde se desbordó la alegría.
Todos los caminos iban para el Angel, unos tocando matracas, otros agitando la bandera de México, unos más saltando como niños, como aquellos que dejan aflorar su alegría sin control.
En el Angel, la Avenida Paseo de la Reforma se convirtió en un mar de gente, no cabía un alma más, la felicidad se denotó a leguas en la gente.
Familias enteras, grupos de amigos, no dejaron de corear: "México, México, México...", mientras corrían por el contorno de ese monumento, donde se promete, se augura que la afición, volverá el próximo domingo para vitorear: "Estamos en cuartos de final, estamos en cuartos de final" , porque hoy la historia del futbol mexicano, puede cambiar, puede hacer historia, pero si no, de todos modos, gracias, por hacernos vibrar y hacernos olvidar aunque sea por un momento de nuestros sinsabores, la violencia, la carestía, la falta de trabajo por la que atraviesa nuestra nación.
"El futbol es medicina pura", exclamó un padre de familia quien apoyado en sus muletas no quiso perderse de este gran alivio que se siente cuando nuestra selección inyecta ese antídoto que cierra las peores heridas y que nos hace soñar de que cuando queremos algo, suena ese himno, "sí se puede, sí se puede, vamos México...".
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